Vida y la edificación como se presentan en Cantar de los cantares, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-2853-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Ciertamente es maravilloso que lleguemos a ser el palanquín y la corona del Señor. Sin embargo, debemos avanzar hasta ser el huerto. Debemos cultivar todas las especias, las cuales son los atributos de Cristo, los dulces aspectos de la persona del Señor. El cálamo, la canela, los áloes, la mirra y el olíbano, la granada y la flor de alheña son, todos ellos, diversos aspectos de la persona y obra del Señor. En la primera parte de este libro, el Señor Jesús era la flor de alheña para la buscadora. Por eso, ella exclama: “Ramo de flores de alheña [...] es Mi amado para mí”. Pero ahora es ella quien cultiva flores de alheña para el Señor. Él era la flor de alheña para ella, y ahora ella cultiva para Él flores de alheña. Él era el disfrute de ella, pero ahora lo que Él es se ha forjado en el ser de esta buscadora y ahora ella se dedica a cultivarlo a fin de devolvérselo a Él para Su disfrute. ¡Esto es verdaderamente maravilloso! Y todo cuanto produce este huerto sirve de material para la edificación de la ciudad. El cultivo tiene como finalidad la edificación. Nosotros somos la labranza de Dios, donde se cultivan los materiales útiles para la edificación de la casa de Dios. A esto se debe que seamos tanto el huerto como la ciudad. Tenemos que cultivar todos los materiales para la edificación de la ciudad. Así pues, vemos que el libro entero trata sobre la vida y la edificación. Al final, la buscadora llega a ser una ciudad. Ésta es la última figura usada por el Señor para describir a Su novia. La ciudad, la Nueva Jerusalén, es llamada la novia del Cordero (Ap. 21:9).
Ahora debemos regresar y ver algunos puntos acerca del avance, el progreso y el crecimiento de la buscadora. En el capítulo 2 ella dijo: “Mientras despunta el día y huyen las sombras”. Sabemos que esto realmente sucedió. Ella experimentó un amanecer y aparentemente todas sus sombras habían desaparecido. Ella llegó a un punto en el que llegó a ser el palanquín y la corona del Señor. Sin embargo, en los siguientes capítulos ella dijo lo mismo nuevamente. “Mientras despunta el día y huyen las sombras, me iré al monte de la mirra, a la colina del olíbano [heb.]” (4:6). Independientemente de cuánto nosotros la apreciemos como el palanquín y la corona, ella misma todavía percibía la presencia de ciertas tinieblas, pues las sombras aún permanecían. En cierto sentido ya había amanecido, pero en otro sentido no. Esto demuestra que el palanquín y la corona no son la consumación de la vida cristiana. La vida cristiana debe avanzar hasta que se obtenga el edificio. El edificio es el resultado consumado de todas las experiencias espirituales. Sin embargo, por elevadas que sean nuestras experiencias, mientras no lleguemos al edificio, seguiremos carentes. Por esta razón, ella todavía percibía sombras en su vida.
¿Qué debe hacer ella? Ella dice que irá al monte de la mirra y a la colina del olíbano. La mirra y el olíbano la habían transformado de tal modo que su condición natural quedó atrás y ella se convirtió en el palanquín y la corona de Cristo, y ella está segura de que estas cosas la ayudarán a avanzar. Sin embargo, esta vez ella necesita disfrutar no sólo de un poco de mirra, sino de un monte de mirra. Asimismo, no sólo necesita una pequeña cantidad de olíbano, sino una colina. Ella cree haber experimentado la muerte y la resurrección de Cristo en cierta medida. Pero siente que necesita experimentar esto más, y que incluso necesita permanecer en la muerte de Cristo y en la resurrección de Cristo. La muerte de Cristo debe ser un monte para ella, y la resurrección de Cristo debe ser una colina para ella. Lo que ella ahora necesita no es una pequeña cantidad, sino un monte y una colina. Así que, ella siente que debe ir y permanecer allí. Fue así como ella fue forjada en el edificio. En 3:6 ella fue perfumada de mirra y olíbano, pero en 4:6 ella se va al monte de la mirra y a la colina del olíbano. Cuando comparamos 3:6 y 4:6, vemos la diferencia. Ella ha salido del desierto al ser perfumada de mirra y de olíbano, pero aún percibe que algunas sombras no han desaparecido del todo. Así que, decide ir al monte de la mirra y permanecer allí. También va a la colina del olíbano y se queda allí hasta que el día despunta y huyen las sombras. Al permanecer en el monte de la mirra y en la colina del olíbano, algo del edificio de Dios se forja completamente en ella, de modo que ella es forjada completamente en el edificio de Dios. Es así como ella llega a ser el huerto y luego la ciudad.
Es al llegar a esta etapa que el Señor la compara con un huerto, y ella también se percata de que es un huerto. Así que, ella invita al Señor Jesús a que venga al huerto, que es ella misma, y Él viene. “¡Venga mi amado a su huerto [heb.] y coma de sus dulces frutos!” (4:16). “He venido a mi huerto [heb.], hermana, esposa mía” (5:1). El Señor Jesús viene a ella, quien es Su huerto, y disfruta de todos sus dulces frutos. Ahora ella no sólo es un palanquín para el mover del Señor y una corona en la cual Él se gloría, sino también un huerto donde crece algo para Su satisfacción. Todas las especias que crecen en el huerto son para la satisfacción del Señor y son los materiales útiles para la edificación de la ciudad.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.