Administración de la iglesia y el ministerio de la palabra, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6813-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En este capítulo tendremos comunión con respecto a la edificación de la iglesia. En los últimos dos mil años no se le ha prestado a la edificación la debida atención. A lo largo de los últimos siglos, Dios ha recobrado muchas cosas. Estas cosas han ocupado mucho a los hijos de Dios, de modo que no han tenido la energía para ver aquello que Dios sigue recobrando. Hablando con propiedad, no hay mucho que haya sido recobrado con respecto al tema de la edificación. Únicamente en estos años recientes Dios ha llevado a Su pueblo a considerar este tema.
Ha sido muy difícil hallar libros cristianos que aborden el tema de la edificación. Muchos hablan de recibir cierta edificación personal para su propio crecimiento espiritual, pero son muy pocos los que hablan de edificación en términos más literales. Por esta razón, en las versiones inglesas de la Biblia, la palabra griega con frecuencia se traduce “edification”, la cual significa instruir con miras a desarrollar la vida espiritual, en vez de “building up”, un término que tiene que ver con la edificación de una casa espiritual. Esto también lo vemos en las versiones chinas de la Biblia. Muchas porciones que se traducen como “edificar” o “edificación” tienen, en realidad, un sentido más apegado al idioma original.
En el griego, el verbo traducido edificar proviene de la misma raíz que el sustantivo casa. Muchos entienden esta palabra sólo como cierta educación en vez de conforme a su sentido más literal de edificar una casa. Tenemos que ver la diferencia entre estos dos pensamientos. Anteriormente sólo le prestábamos atención a la instrucción, la educación, pero no a la edificación de una casa espiritual. Considerábamos que la edificación era una experiencia individual, y no estábamos conscientes de su relación con la edificación corporativa. No obstante, en la Biblia, la edificación no se refiere solamente a individuos que son edificados o instruidos, sino principalmente a los santos que son edificados juntos como una casa espiritual. En otras palabras, conforme a las Escrituras, la edificación incluye no sólo que uno sea edificado o instruido al nivel personal, sino también que los santos sean edificados como una casa espiritual (1 P. 2:5). Ser edificados en términos de instrucción o educación es necesario en asuntos individuales, pero ser edificados juntos como una casa espiritual es necesario para los asuntos corporativos.
Ya que los términos edificación y casa proceden de la misma raíz griega, edificación significa edificar a todos los santos como una casa. En términos espirituales, esto significa edificarlos como el Cuerpo (Ef. 2:20-22; 4:12). Podemos comparar nuestro cuerpo físico con una casa. En 2 Corintios 5:1 se hace alusión a nuestro cuerpo físico como tabernáculo, debido a que nuestro cuerpo físico es una morada temporal. Este versículo también indica que el cuerpo transfigurado que tendremos en el futuro será un edificio que procede de Dios, una morada eterna en los cielos.
La iglesia es la casa de Dios (Ef. 2:22) y el Cuerpo de Cristo (4:12). Aunque la casa de Dios y el Cuerpo de Cristo aluden a dos diferentes aspectos de la iglesia, ambos se refieren a lo mismo, debido a que el Cuerpo de Cristo es una casa espiritual. En 1 Corintios 6:19 leemos que nuestro cuerpo es un templo del Espíritu Santo. Nuestro cuerpo es un templo, un edificio. Cuando el Señor Jesús dijo: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Jn. 2:19), Él estaba indicando que si los judíos destruyeran Su cuerpo físico y lo mataran, Él lo volvería a levantar en tres días. Esto demuestra que en la Biblia, el cuerpo físico denota una casa, y que la casa se refiere al templo. La iglesia no es otra cosa que la casa de Dios y el Cuerpo de Cristo; éstos son dos aspectos de una misma cosa.
Si la iglesia fuera meramente el Cuerpo, podríamos pensar que no hay necesidad de edificarla; sin embargo, el Cuerpo es también una casa. Por consiguiente, necesitamos edificarla. La Biblia habla de edificar una casa espiritual (1 P. 2:5), de edificar la morada de Dios en espíritu (Ef. 2:22) y también de edificar el Cuerpo de Cristo (4:12). Si no podemos aprehender el hecho de que el Cuerpo es una casa, nos preguntaremos si existe o no la necesidad de que el Cuerpo sea edificado.
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