Renovados de día en díapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-490-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Oración: Señor, alzamos nuestros ojos a Ti. Quédate con nosotros y háblanos. Señor, ten misericordia de todos nosotros para que estemos abiertos a Ti. Te damos gracias porque estás hablando. Señor, quédate con nosotros en una manera plena. Habla una palabra a nuestros corazones, a cada uno de nosotros. Cúbrenos con Tu sangre prevaleciente. Gracias te damos una vez más por Tu presencia. Amén.
En el capítulo anterior, compartimos en cuanto a ser renovado de día en día. En aquella comunión señalamos que Dios tiene una meta eterna que es producir de la vieja creación una nueva creación. Dios desea tener una nueva creación. Vimos cómo Dios se toma un largo tiempo para llevar a Su pueblo por un largo proceso para la producción de la nueva creación. Dios usa cuatro dispensaciones para hacer Su obra. Estas dispensaciones son: la dispensación de los patriarcas, la dispensación de la ley, la dispensación de la gracia, y la dispensación del reino. Dios usa estas cuatro dispensaciones para hacer una nueva creación de Su vieja creación.
La vieja creación no tiene la vida y naturaleza divinas, pero la nueva creación sí las tiene (Jn. 1:13; 3:15; 2 P. 1:4). Cualquier cosa creada por Dios que no tenga a Dios interiormente como su vida, naturaleza, apariencia y expresión, es vieja, pero cualquier cosa que tenga a Dios interiormente como su vida, naturaleza, apariencia y expresión, es una nueva creación. Antes de que fuéramos regenerados éramos la vieja creación. Después de ser regenerados, fuimos hechos una nueva creación. Ser regenerado es ser hecho una nueva creación. Segunda Corintios 5:17 dice: “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es”. En el sentido de estar en Cristo, somos la nueva creación, pero en realidad en nuestra vida cotidiana, no somos tan nuevos porque no tenemos a Cristo como el único que ocupa nuestro ser, que nos llena, y que es nuestra vida, naturaleza, apariencia y expresión. Aunque hemos sido regenerados para ser una nueva creación, aun así, en la práctica somos la vieja creación la mayor parte del tiempo según nuestro andar diario. No importa qué tanto hemos estado en el Señor, todavía mantenemos nuestros viejos hábitos. Algunas veces vivimos en el espíritu, viviendo a Cristo, pero la mayor parte del tiempo vivimos en nuestros viejos hábitos, nuestra vieja naturaleza. Tenemos que admitir que eso es la vieja creación. Somos regenerados, pero todavía hoy hay una mezcla en nuestra vida diaria. Nuestra vida es en parte la nueva creación y en una parte aún más grande, la vieja creación.
En nuestra vigilia matutina con el Señor, podemos de veras disfrutarle, alabarle y adorarle. En ese tiempo en nuestra vigilia matutina, somos la nueva creación. Después de nuestro tiempo con el Señor en la mañana, podemos pasar a la mesa del comedor y enfrentarnos con algo que no nos es muy agradable. En esta circunstancia quizá digamos algo que no es muy apropiado y que nuestra conciencia condena. Podemos llamar a eso un fracaso, una derrota, un error, una ofensa o un pecado. Lo que ocurrió en la mesa del comedor, no obstante, no fue meramente un pecado, una ofensa, un error, un fracaso o una derrota. Aquello fue nuestra vieja creación.
En la mesa del Señor alabamos y adoramos al Señor, y parece que todos allí somos la nueva creación. Mientras estamos en la nueva creación, sin embargo, somos más intensamente la vieja creación debido a que estamos en el viejo hábito. Nacimos en la vieja creación, y hemos estado viviendo por años según nuestro viejo hábito. Cuando hablo de nuestro hábito, no me refiero sólo a las cosas malas. Es posible que una persona sea muy lenta según su constitución natural, mientras que otra quizá sea muy rápida. Es muy fácil que una persona rápida cometa errores, mientras que las personas lentas se tardan en hacer las cosas y en producir cosas. No importa si somos rápidos o lentos, de todos modos estamos en la vieja creación. Lo que somos en nuestra constitución natural por nacimiento, es la vieja creación. Algunos son muy conversadores por constitución natural, mientras que otros son callados. Aunque algunos que hablan mucho pueden estar activos en las reuniones, no debemos pensar que toda la actividad pertenece a la nueva creación. Parte de la actividad puede corresponder al temperamento rápido de la persona en su constitución natural. Algunos nunca hablan debido a su disposición callada. Tanto los que hablan mucho como los callados son la vieja creación.
¿Qué va a hacer el Señor con nosotros? Con seguridad El no quiere la vieja creación. Tenemos a Dios doctrinalmente, pero carecemos de Dios como nuestra vida y naturaleza en nuestro vivir diario. Quizá seamos lentos en nuestra disposición, pero muchas veces la naturaleza de Dios se inclina a hacer las cosas inmediatamente, especialmente en las reuniones. Tal vez seamos callados por naturaleza, pero Dios quiere que seamos la nueva creación, expresando algo en las reuniones, en contra de nuestro hábito natural. Dios desea que seamos Su nueva creación, que le tengamos a El como nuestra naturaleza. El también desea que nosotros lo expresemos. Dios es nuestra porción, pero ¿podemos decir que El es nuestro nuevo hábito? Todos hemos sido sacados de nuestro viejo hábito, y se nos ha traído a tomar a Dios como nuestro nuevo hábito.
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