Cristo en Su excelenciapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-3291-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Hemos hablado sobre la incomparabilidad y la trascendencia de Cristo; veamos ahora lo que es la gloria de Cristo. La palabra gloria tiene un significado muy especial en la Biblia, un significado que el lenguaje humano no lo puede explicar con claridad. Algunos chinos piensan que uno ha sido “glorificado” cuando ha conseguido una posición social distinguida o cuando se ha convertido en una persona rica que vive en una casa lujosa. Sin embargo este entendimiento no refleja el significado bíblico, y mucho menos el significado de la palabra jung yao, en el idioma chino. Dicha palabra en chino se compone de dos caracteres: jung y yao. El primero de ellos contiene dos radicales que significan “fuego”, y el segundo contiene un radical que significa “luz”. Cuando dos fuegos arden intensamente y emiten luz, eso es jung yao, o sea, gloria.
Sin embargo, la “gloria” que se menciona en la Biblia se refiere a Dios mismo, a la expresión del resplandor de Dios, a la expresión de Dios mismo. Dios está oculto y es invisible, pero cuando Dios manifiesta Su esplendor, Él se hace visible. Usemos la ilustración de la electricidad. La electricidad es algo que no es visible a simple vista. Estrictamente hablando, hasta el día de hoy nadie ha visto lo que es la electricidad. Aunque la electricidad es invisible, la luz que emiten las lámparas eléctricas es el resplandor de la electricidad, o sea, que la luz emitida por ellas es el resplandor de la electricidad, y el resplandor en sí de la electricidad es la gloria de la electricidad. Podríamos decir que cuando las lámparas eléctricas emiten luz, la electricidad es “glorificada”. Hoy en día se ha hecho muy común el uso de las luces eléctricas, y ya no consideramos la electricidad como algo maravilloso. Sin embargo, si jamás hubiésemos usado luces eléctricas y de repente las viéramos encenderse en un cuarto oscuro, ciertamente diríamos que el cuarto se ha llenado de gloria. La luz se halla oculta dentro de la electricidad, pero cuando esta luz escondida se expresa, eso es gloria. La gloria de Dios es la expresión de Dios. Cuando Dios no se expresa, Él está oculto, pero cuando Él se expresa, allí está la gloria. En el Antiguo Testamento vemos que en Génesis 12 Dios se le apareció a Abraham y habló con él. En el Nuevo Testamento, se hace referencia a este evento en Hechos donde se nos dice que el Dios de la gloria se le apareció a Abraham (7:2).
Según la definición bíblica, la gloria no es obtener una alta posición social o acumular una gran fortuna, sino que la gloria es Dios mismo que se manifiesta en nosotros. Por ejemplo, supongamos que llego a la casa de una pareja de casados a fin de tener comunión con ellos. Pero antes de llamar a la puerta escucho a ambos discutiendo; y cuando el esposo me abre la puerta, veo a su mujer llorando. Esta situación ciertamente no es nada gloriosa, pues es como si una bombilla se hubiera fundido y ya no puede encenderse. Pero supongamos que cuando el esposo me abre la puerta, veo a su esposa orando con la cabeza cubierta y percibo en el marido un espíritu de oración; dicha escena aunque no manifieste cierto esplendor visible, no obstante, está llena del resplandor del Señor. Interiormente diría que esa situación es verdaderamente gloriosa porque veo a Dios expresado en esa pareja.
Hebreos 1:3 es un versículo muy difícil de explicar, pues dicho versículo nos dice que Cristo es el resplandor de la gloria de Dios. Usemos este ejemplo para facilitar nuestra explicación: durante el día podemos ver el Sol, pero hablando con propiedad, lo que realmente vemos no es el Sol, sino su resplandor. El hecho de que Cristo es el resplandor de la gloria de Dios significa que no es a Dios mismo a quien vemos, así como no vemos el sol, sino que vemos el resplandor de la gloria de Dios, quien es Jesucristo. Es decir, Jesucristo es el resplandor de la gloria de Dios. Cuando el Señor Jesús estaba en la tierra, las personas se quedaban maravilladas por las palabras que Él decía, y se preguntaban: “¿De dónde vino este hombre? ¿Cómo puede hablar tales cosas?”. También durante Su estancia en la tierra, el Señor Jesús hizo muchas cosas maravillosas que a muchas personas les resultaron difíciles de entender. Ellas vieron a un simple galileo, a Jesús, y se preguntaban cómo podía Él hacer cosas tan grandiosas y maravillosas, y quien era realmente Jesús. No obstante, la Biblia nos dice explícitamente que Él es el resplandor de la gloria de Dios.
Yo he estudiado la Biblia y estoy totalmente convencido de que este Jesús, según la profecía de Isaías, creció como renuevo delante de Dios y como raíz de tierra seca; además no había parecer en Él, ni hermosura ni atractivo para que la gente lo deseara. Fue despreciado y desechado entre los hombres; por cuanto Su rostro y Su forma se hallaban desfigurados. Sin embargo, en este hombre, quien vivió en la tierra por treinta y tres años y medio, se hallaba oculta la gloria de Dios. En una ocasión, Él tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte a un monte alto, y súbitamente se transfiguró delante de ellos, y Su rostro resplandeció como el sol y Sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En otras palabras, todo Su ser brillaba en forma resplandeciente, lo cual quiere decir que la gloria que se hallaba oculta dentro de Él fue expresada externamente.
Los tres discípulos vieron a Jesús el nazareno manifestarse en la gloria de Dios, es decir, la gloria de Dios se manifestó completamente por medio de Jesús. Por eso no solamente Pedro nos testifica en su epístola que ellos fueron testigos oculares de Su gloria en el monte santo (2 P. 1:16-18), sino también Juan nos dice en su Evangelio que “en el principio era el Verbo ... y el Verbo era Dios ... Y el Verbo se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros (y contemplamos Su gloria, gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y realidad” (Jn. 1:1, 14).
Cuando las personas del mundo pasan por situaciones difíciles se acongojan y se deprimen; sin embargo, nosotros los creyentes, cuando sufrimos persecuciones y pasamos por dificultades, aun podemos exclamar gozosamente: ¡Aleluya! Esto se debe a que nosotros no solamente amamos al Señor, sino que también estamos llenos de Él. Por estar llenos del Señor, Él rebosa desde nuestro interior. Este rebosar es gloria.
Colosenses 1:27 nos dice: “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”. El Cristo dentro de nosotros es gloria, pero esta gloria se halla oculta. En la primera línea de la primera estrofa de Himnos, #177 dice: “Vive en mí, Señor, Tu vida”, y en la segunda estrofa dice:
Consagrado está Tu templo,
Ya purgado de maldad;
Que la llama de Tu gloria
Brille en mí con claridad.
Este himno nos declara que Cristo se halla oculto en nosotros y está en espera de ser manifestado.
Pese a que Cristo se halla oculto en nosotros, Su gloria no siempre permanece encubierta, pues a veces se manifiesta abiertamente. Sé que algunos padres, especialmente en las familias chinas que han aceptado la ideología de Confucio y Mencio, se oponen rotundamente a que sus hijos se hagan cristianos, porque piensan que creer en Jesús significa aceptar una religión extranjera, lo cual no es nada glorioso, sino más bien, es una vergüenza para todos sus antepasados por tres generaciones. Esta es la razón por la cual los padres se oponen a que sus hijos crean en el Señor Jesús. Hoy día tenemos aquí entre nosotros un hermano que creyó en el Señor y que fue salvo bajo esas circunstancias. Este hermano fue salvo cuando era un estudiante de secundaria. Antes de ser salvo, él era un adolescente muy travieso, pero después de su conversión su vida cambió por completo. Cuando la gente le reprendía, este hermano permanecía afable para con los demás, y cuando sus padres le azotaban por haber creído en el Señor, sumisamente él se iba a su cuarto y se arrodillaba al lado de su cama para orar al Señor. Una y otra vez el Señor continuamente manifestaba Su gloria en él, quien una vez había sido un adolescente muy inquieto. Finalmente, esto conmovió tanto a sus padres que ellos también acabaron por creer en el Señor. Al principio son muchos los padres que se oponen a que sus hijos crean en el Señor; no obstante, ellos mismos finalmente terminan creyendo en el Señor. ¡Aleluya! Es casi imposible encontrar una familia en la que los padres no siguieran la fe de sus hijos y creyeran en el Señor. Todos los que son verdaderamente salvos manifiestan en ellos la gloria del Señor Jesús; esto quiere decir que el Dios invisible es expresado mediante estas personas.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.