Vida cristiana normal de la iglesia, Lapor Watchman Nee
ISBN: 978-0-87083-495-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En el capítulo anterior observamos que la palabra “iglesia” fue mencionada solamente dos veces en los Evangelios; se usa con frecuencia en Hechos, pero en este libro nunca se nos dice de un modo claro cómo se formaba una iglesia. El capítulo dos del libro de Hechos habla de la salvación de aproximadamente tres mil hombres y el cuarto capítulo, de otros cinco mil; pero nada se dice de cómo estos creyentes llegaban a formar una iglesia. Sin una sola palabra de explicación, el capítulo siguiente se refiere a ellos como la iglesia: “Y vino gran temor sobre toda la iglesia” (5:11). Aquí las Escrituras llaman a los hijos de Dios “la iglesia”, sin siquiera mencionar cómo llegó a existir la iglesia. En Hechos 8:1, inmediatamente después de la muerte de Esteban, la palabra “iglesia” se emplea otra vez, y la relación en este caso es más clara que antes. “En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén”. En este pasaje es obvio que los creyentes en Jerusalén son la iglesia en Jerusalén. Así sabemos ya lo que es la iglesia. Se compone de todos los salvos en una localidad dada.
Más tarde, en el transcurso del primer viaje misionero de los apóstoles, mucha gente fue salva en distintos lugares por medio de la predicación del evangelio. No se menciona cómo ellos llegaban a formar iglesias, pero en Hechos 14:23 se dice de Pablo y Bernabé que “constituyeron ancianos en cada iglesia”. Los grupos de creyentes en estos diferentes lugares son llamados iglesias, sin ninguna explicación de cómo llegaron a ser iglesias. Ellos eran grupos de creyentes, por eso simplemente eran iglesias. Cuando varias personas en algún lugar eran salvas, espontáneamente llegaban a ser la iglesia en ese lugar. Sin introducción ni explicación alguna, la Palabra de Dios nos presenta tal grupo de creyentes como una iglesia. El método bíblico de fundar una iglesia es simplemente la predicación del evangelio, ninguna otra cosa es necesaria ni permitida. Si la gente oye el evangelio y recibe al Señor como su Salvador, entonces ellos son una iglesia; no hay necesidad de más procedimientos para llegar a ser una iglesia.
Si en un lugar alguien cree en el Señor, se da por sentado que él es un constituyente de la iglesia en ese lugar; no hay ningún otro paso necesario para hacerlo un constituyente. No se requiere de él un ingreso subsecuente. Si él pertenece al Señor, ya pertenece a la iglesia en esa localidad; y puesto que él ya pertenece a la iglesia, este hecho no puede estar sujeto a ninguna condición. Si antes de reconocer a un creyente como miembro de la iglesia insistimos en que se incorpore a nosotros o en que renuncie a su conexión con otro lugar, entonces “nuestra iglesia” definitivamente no es una de las iglesias de Dios. Si imponemos alguna condición a la afiliación de un creyente en la localidad, adoptamos de inmediato una posición que no es bíblica, porque su calidad de miembro de la iglesia local sólo está condicionada a que sea un creyente que reside en esa localidad. Todos los salvos que pertenecen al lugar donde vivimos, pertenecen a la misma iglesia que nosotros. Al decir iglesia, me refiero a una iglesia bíblica, y no a una organización hecha por el hombre. Una iglesia local es una iglesia que incluye a todos los hijos de Dios que vivan en una localidad determinada.
Notemos bien que nuestra base para recibir a alguien en la iglesia es el hecho de que el Señor ya lo recibió. “Recibid al débil en la fe...porque Dios le ha recibido” (Ro. 14:1, 3). “Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió” (15:7). Recibir a alguien es meramente reconocer que el Señor ya lo ha recibido. El hecho de que lo recibamos no lo hace miembro de la iglesia; más bien, lo recibimos debido a que él ya es un miembro. Si él pertenece al Señor, está en la iglesia. Si no pertenece al Señor, no está en la iglesia. Si pedimos algo más que su aceptación por parte del Señor antes de admitirlo a la comunión, entonces no somos una iglesia en absoluto, sino sólo una secta.
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