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Estudio más profundo en cuanto a la impartición divina, Unpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7461-3
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LA ECONOMÍA DIVINA

Damos gracias al Señor por permitirnos celebrar esta conferencia. En esta conferencia el Señor me ha dado la carga de considerar junto con ustedes la impartición divina de la Trinidad Divina y su resultado. En primer lugar, consideraremos la manera en que se efectúa la impartición divina de la Trinidad Divina.

La impartición divina de la Trinidad Divina es un asunto que reviste gran importancia. Es algo que Dios planeó, se propuso realizar y dispuso. En la eternidad pasada Dios tenía una economía divina. Con base en esta economía, Él hizo ciertas cosas para efectuar Su impartición divina. Lo primero que Dios llevó a cabo fue la creación de todas las cosas. En Su creación están los cielos, la tierra y miles de cosas creadas; pero el centro de todas ellas es el hombre. En Génesis 1 vemos que Dios sólo dedicó unos pocos días para crear todas las cosas. Después que todas las cosas estuvieron listas, creó al hombre en el último día. Cuando el hombre procedió de las manos creadoras de Dios, no tenía escasez de nada. Él tenía todo lo que necesitaba: comida, vivienda y todo lo necesario para laborar y vivir. En ese tiempo Dios no reveló a ninguna de Sus criaturas, ni siquiera a los ángeles, el propósito por el cual había creado todas las cosas, incluyendo los cielos, la tierra y el hombre. Este misterio de la creación estaba escondido en Dios mismo.

Después de crear todas las cosas, Dios creó al hombre. Lo creó con una característica distintiva: el hombre fue creado a la imagen de Dios. En otras palabras, Dios creó al hombre conforme a lo que Él mismo es. La imagen de Dios, esto es, lo que Él mismo es, es lo que está en Dios, a saber: amor, luz, santidad y justicia. Él es amor, Él es luz, Él es santidad y Él es justicia. Dios creó al hombre conforme a este amor, luz, santidad y justicia. Por esa razón, el hombre posee estas cuatro virtudes. Aunque caímos debido a nuestro antepasado, Adán, y fuimos dañados y nos corrompimos, dentro de cada uno de nosotros todavía hay amor y luz. Es por eso que todavía preferimos la santidad a ser personas comunes, y queremos ser justos y no cometer errores ni hacer mal a otros. Esto se debe a que todos fuimos creados a la imagen de Dios. El hombre es como Dios.

Además, Dios creó al hombre conforme a Su semejanza externa. Aunque, por un lado, la Biblia dice que Dios es invisible, por otro, Dios creó al hombre a Su imagen y conforme a Su semejanza. Por lo tanto, el hombre es el más hermoso entre todas las criaturas de Dios. Creo que cada uno de nosotros se aprecia cuando se mira al espejo. Cuanto más nos miramos a nosotros mismos, más complacidos estamos, porque fuimos hechos conforme a Dios. Génesis 1 dice que Dios creó todas las cosas según su especie. Pero el hombre fue creado según Dios. Por lo tanto, el hombre es según la especie de Dios. Somos de la especie divina porque fuimos creados conforme a Dios. Esto es semejante a una foto de usted, la cual es conforme a usted. Aunque no posee su vida ni su naturaleza, es ciertamente un retrato suyo. Por supuesto, es igualmente correcto afirmar que la foto no es usted, porque usted posee una vida, una naturaleza y pensamientos; usted puede respirar y hablar, mientras que la foto no puede hacer ninguna de esas cosas. Esto nos permite ver la relación que existe entre Dios y nosotros. Dios es el origen del hombre, y el hombre es la expresión de Dios.

En la eternidad pasada Dios concibió un plan eterno, que consistía en forjarse en un grupo de personas escogidas. Por esta razón, Él creó al hombre, no sólo a Su imagen, sino también con un espíritu, a fin de que el hombre pudiera recibirlo y expresarlo. El hombre que Dios creó posee espíritu, alma y cuerpo. No es necesario adentrarnos en las profundidades del espíritu o del alma; pues nada más el cuerpo humano es lo suficientemente maravilloso como para confundir las mentes de los mejores médicos. Además del cuerpo, el hombre posee un alma con pensamientos, afectos y conceptos. ¡Cuán maravilloso es esto! Sólo después que hayamos entendido un poco la Biblia, nos entenderemos a nosotros mismos, porque la Biblia es la que nos ha mostrado la revelación de Dios. Nos dice que Dios creó al hombre a Su imagen con el propósito de entrar en el hombre creado. Puesto que fuimos creados conforme a Él, a Él le resulta bueno y cómodo entrar en nosotros. Si vivimos en una casa alquilada, no nos sentiremos completamente cómodos mientras vivimos allí, porque la casa no fue construida de acuerdo con nuestra intención. Mi casa en Anaheim la construyeron los hermanos para mí. Yo no soy un ingeniero civil, ni tampoco sé nada de arquitectura. Pero sí sabía cómo debía ser construida la casa. Dibujé unos planos que eran según mi intención. Después que los hermanos terminaron de construirla, me mudé y me sentí muy cómodo en ella. Esto se debe a que fue construida conforme a mi intención y mi plan. Lo mismo sucede con respecto a Dios. Él tuvo un deseo, conforme al cual un día se mudaría y moraría en el hombre que había creado.

Sin embargo, el hombre creado por Dios cayó. Pero Dios no se dio por vencido; vino personalmente a efectuar la redención y cumplir Su propósito. Los que hemos sido creados por Dios somos vasos de Dios, y fuimos hechos para contener a Dios. Si esta noche todavía hay amigos entre nosotros que no han creído en el Señor, respetuosamente les diría que creer en Dios es la verdad más excelente. Debido a que somos vasos creados por Dios, nos sentiremos vacíos si no tenemos a Dios en nuestro interior. Cada vez que Dios entra, nos sentimos que pisamos tierra firme. Cada uno de nosotros, sea viejo o joven, puede dar testimonio de esto. Antes de creer en el Señor, nos sentíamos vacíos en nuestro interior. No teníamos ningún contenido, y nuestros pies no pisaban tierra firme. Pero un día escuchamos el evangelio e invocamos el nombre del Señor Jesús, y entonces Él entró en nosotros para ser nuestra vida, y llegó a ser nuestro contenido.

La meta de Dios no es simplemente tener muchos creyentes individuales, sino obtener un hombre corporativo, el cual es la iglesia, Su complemento, Su Cuerpo, con miras a que Él sea expresado corporativamente. Ésta es la economía eterna de Dios, Su plan, Su propósito y lo que Él ha dispuesto. También es el deseo que está en el corazón de Dios. Este asunto se revela claramente en la Biblia.

Después que fui salvo, empecé a amar mucho la Biblia. Este libro ha estado en mis manos por sesenta y cinco años. Lo he leído casi todos los días, y la manera en que fue escrito es muy maravillosa. Con respecto a cualquier tema, la manera en que se nos revela es un poquito aquí y un poquito allá. Cuando lo leía, era como un niño que juega armando un rompecabezas. Llevo muchos años jugando con este rompecabezas, y ahora en mi interior veo un cuadro muy claro de la Biblia. Ella nos muestra que Dios, en la eternidad pasada, tuvo un deseo, que consistía en obtener un grupo de personas que fueran iguales a Él a fin de poder entrar en ellas y ser su vida, su naturaleza y su todo. Al final, Él no sólo se une a estas personas, sino que se mezcla con ellas como una sola entidad. Estas personas llegan a ser Sus creyentes, y Él los reúne en Su vida en diferentes localidades para que sean iglesias en esos lugares. Estas iglesias constituyen el Cuerpo de Cristo, el cual es Su expresión corporativa. Actualmente nos encontramos en ese proceso.


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