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Esfera divina y mistica, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-1-57593-317-7
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Actualmente disponible en: Capítulo 1 de 6 Sección 2 de 4

I. NINGUNA DE LAS TEOLOGIAS ACTUALES, INCLUYENDO EL CREDO DE NICEA, RECALCA ADECUADAMENTE LOS SIGUIENTES CINCO PUNTOS CRUCIALES RELACIONADOS CON EL ESPIRITU DE DIOS EN EL MOVER DE LA ECONOMIA ETERNA DE DIOS

A. No había el Espíritu que da vida antes de
la glorificación (la resurrección) de Cristo

No había el Espíritu que da vida antes de la glorificación (la resurrección) de Cristo (Jn. 7:39b). Juan 7:37-39 dice: “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba. El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en El; pues aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado”. El trasfondo histórico de lo que el Señor dijo estaba relacionado con la fiesta de los Tabernáculos, la última fiesta anual de los judíos y la más grande. La fiesta de los Tabernáculos era una fiesta muy agradable. Se celebraba cuando los hijos de Israel se reunían para disfrutar lo que habían cosechado. Se regocijaban juntos durante siete días. El último día era el gran día de la fiesta. En ese día, para la sorpresa de los que asistieron a la fiesta, el Señor Jesús se puso de pie y clamó, diciendo: “Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba”. Esto tiene un significado muy rico, porque indica que los que guardaban la fiesta de los Tabernáculos todavía tenían sed, pues no tenían nada que satisficiera su sed.

En el pasado y en el presente muchos grandes hombres, después de tener éxito en su carrera o empresa o después de llegar a ser famosos, pensaron que su vida todavía era vana. Ellos, tal como el rey Salomón, podían decir: “Vanidad de vanidades; todo es vanidad ... Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu” (Ec. 1:2, 14). Tener este sentir es tener sed y no estar satisfecho. El Señor Jesús, al darse cuenta de que las personas no habían sido satisfechas y de que su sed no había sido saciada, se puso de pie y clamó en el gran día de la fiesta: “Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba”. ¡Qué expresión tan grandiosa es ésta! Sólo el Señor Jesús está facultado para expresar esto. Sólo El, un hombre de un poco más de treinta años, podía decir: “El que cree en Mí ... de su interior correrán ríos de agua viva”.

En el versículo 39 el apóstol Juan, quien escribió el Evangelio de Juan, dio la explicación al decir: “Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en El”. Aquí Juan no habla del Espíritu de Dios, ni del Espíritu de Jehová, ni del Espíritu Santo, sino simplemente del Espíritu, diciéndonos que “no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado”. Esto indica que había una expectativa, la expectativa de que aunque “no había” el Espíritu, vendría el momento en que estaría allí. Esto sucedería en el momento en que Jesús fuese glorificado, es decir, en Su resurrección (Lc. 24:46). El Señor Jesús era el propio Dios lleno de gloria. Pero se hizo carne, y Su gloria divina estaba escondida en la cáscara de Su carne, la cáscara de Su humanidad. Cuando El murió la cáscara fue quebrantada, y cuando resucitó la gloria que estaba escondida en El fue liberada. Con esto vemos que Su resurrección fue Su glorificación. Por tanto, en Juan 7:39 se esperaba que cuando el Señor Jesús fuera glorificado por medio de la resurrección, el Espíritu que no estaba llegaría a ser el Espíritu que ahora está.

B. El postrer Adán (Cristo en la carne)
fue hecho Espíritu vivificante

El segundo punto crucial en cuanto al Espíritu de Dios que las teologías actuales no recalcan adecuadamente consiste en que, como lo revela 1 Corintios 15:45, en resurrección el postrer Adán (Cristo en la carne) fue hecho Espíritu vivificante (cumpliendo así lo que el Señor dijo en Jn. 7:39). Por tanto, 2 Corintios 3:17 dice que “el Señor es el Espíritu”, y el versículo siguiente utiliza el título divino compuesto “el Señor Espíritu”. Lo que 1 Corintios 15:45 dice en cuanto al hecho de que el postrer Adán fue hecho Espíritu vivificante es el cumplimiento firme de la profecía de Juan 7:39 según la cual no había el Espíritu, porque Jesús todavía no había sido glorificado, no había resucitado. En la resurrección Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante.

Muchos pastores, misioneros, teólogos y profesores se nos oponen porque enseñamos que según 1 Corintios 15:45 Cristo como postrer Adán en la carne llegó a ser el Espíritu vivificante en la resurrección. Incluso dos colaboradores se nos opusieron en este asunto. Uno de estos colaboradores, quien con el tiempo llegó a ser un adversario, dijo que no podía creer que Cristo el Hijo fuera hecho el Espíritu vivificante. En una ocasión esta persona me dijo que creía que el Padre, el Hijo y el Espíritu eran tres Dioses. Cuando le oí decir esto, le dije que estaba enseñando la herejía del triteísmo. Le informé que la Biblia nos dice que Dios es únicamente uno. El otro colaborador estaba inquieto por tres himnos que yo había escrito sobre Cristo como el Espíritu (Himnos, #207, 242 y 318). Confesó que la Biblia dice que Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante, pero después me advirtió que si predicábamos esto, el cristianismo nos rechazaría. Dije: “Hermano, llegué a este país con la carga de predicar y enseñar esto. Puesto que usted está de acuerdo con el hecho de que es bíblico decir que Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante, por favor permítame enseñar esta verdad”.

El Nuevo Testamento habla de las dos ocasiones en las cuales Cristo llegó a ser algo. Juan 1:14 dice que Dios, como Verbo, se hizo carne, y 1 Corintios 15:45 dice que Cristo, como postrer Adán en la carne, se hizo Espíritu vivificante. Debemos creer y enseñar que Dios se hizo carne y que el postrer Adán se hizo Espíritu vivificante.


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