Mensajes para creyentes nuevos: Confesión y restitución #13por Watchman Nee
ISBN: 978-1-57593-443-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-1-57593-443-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Examinemos ahora Mateo 5. Este capítulo es diferente de Levítico 6, el cual trata de las transgresiones contra el hombre con respecto a posesiones materiales. Mateo 5 va más allá de lo material.
Mateo 5:23-26 dice: “Por tanto, si estás presentando tu ofrenda ante el altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Ponte a buenas con tu adversario cuanto antes, mientras estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo: De ningún modo saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante”. Los cuadrantes de los que aquí se habla no es algo material; es una alusión al principio de carecer de algo.
El Señor dice: “Por tanto, si estás presentando tu ofrenda ante el altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti...” Esto se refiere específicamente a la contiendas que hay entre los hijos de Dios. Si usted está presentando una ofrenda ante el altar, es decir, si le está ofreciendo algo a Dios, y se acuerda de que su hermano tiene algo contra usted, esta memoria es la voz de Dios. El Espíritu Santo con frecuencia le recuerda cosas que han pasado. Cuando esto suceda, no haga este recuerdo a un lado, creyendo que no tiene importancia. Tan pronto recuerde algo, debe atender a ello con diligencia.
Si recuerda que su hermano tiene algo contra usted, esto quiere decir que usted ha pecado contra él, no necesariamente en cuestión de posesiones, sino tal vez siendo injusto con él. El énfasis aquí no está en asuntos materiales, sino en lo que ha hecho que otros estén en su contra. Un nuevo creyente debe comprender que si ofende a alguien y no le pide perdón, se verá en problemas tan pronto como la parte ofendida mencione su nombre y gima delante de Dios. Dios no aceptara su ofrenda ni su oración. No hagamos que un hermano o hermana gima delante de Dios por causa nuestra, porque tan pronto gima, nos veremos en una situación difícil delante de Dios. Si hemos hecho algo malo, o si hemos ofendido o lastimado a alguien, la parte ofendida ni siquiera necesita acusarnos delante de Dios. Todo lo que necesita decir es: “¡Oh! Fulano de tal...” o, simplemente: “Oh”, para que Dios rechace nuestra ofrenda. Si hacemos que otros giman ante Dios por causa nuestra, nuestra espiritualidad y nuestras ofrendas a Dios serán anuladas.
Si usted está presentando una ofrenda ante el altar y se acuerda de que su hermano tiene algo contra usted o tiene algún motivo para gemir por causa suya, posponga su ofrenda. Si desea ofrecer algo a Dios reconcíliese primero con su hermano, y entonces venga y presente su ofrenda. Dios desea la ofrenda, pero usted primero debe reconciliarse con los que ha ofendido. Aquellos que no se reconcilian con los hombres, no pueden presentar su ofrenda a Dios. Uno debe “dejar la ofrenda delante del altar, e ir a reconcíliarse primero con el hermano, y entonces puede presentar su ofrenda”. ¿Pueden ver lo que tiene que hacer? Debe ir primero y reconciliarse con el hermano. ¿Qué significa esto? Significa disipar el enojo del hermano. Posiblemente necesite disculparse o devolver algo, pero lo más importante es satisfacer al hermano. No es un asunto de añadir la quinta o la décima parte; sino de reconciliarse. Reconciliarse es satisfacer las exigencias del ofendido.
Si usted ha pecado contra su hermano, y él está molesto y piensa que usted actuó injustamente, y si usted ha hecho que clame a Dios, la comunión espiritual entre usted y Dios se interrumpe; todas sus perspectivas espirituales se acaban. Posiblemente no piense que está en tinieblas, y crea que tiene la razón, pero la ofrenda que presenta ante el altar, carece de significado. No podrá pedirle ni darle nada a Dios. No podrá ofrecerle nada a El, y mucho menos recibir respuesta. Puede haber ofrecido absolutamente todo en el altar, pero Dios no se complacerá en ello. Por tanto, antes de venir al altar de Dios, debe reconciliarse primero con su hermano y satisfacer lo que le exige. Aprenda a satisfacer tanto los justos requisitos de Dios como los de su hermano. Sólo entonces, podrá presentar su ofrenda a Dios. Esto es un asunto muy serio.
Debemos cuidarnos de ofender a los demás, particularmente a los hermanos, porque si ofendemos a un hermano, caeremos de inmediato bajo el juicio de Dios, y no será fácil ser restaurados. El versículo 25 dice: “Ponte a buenas con tu adversario cuanto antes, mientras estás con él en el camino”. Si hemos sido injustos con un hermano, éste no tiene paz delante de Dios. El Señor nos habla en términos humanos y nos muestra que nuestro hermano es como el demandante en un tribunal. La expresión “mientras estás con él”, en el camino es maravillosa. Hoy todavía estamos en el camino. Nuestro hermano no ha muerto y nosotros tampoco. El está en el camino, y nosotros también. Tenemos que ponernos a bien con él cuanto antes. Un día nosotros no estaremos en el camino o nuestro hermano no estará. No sabemos quién se irá primero, pero cuando eso suceda ya no podremos hacer nada. Mientras estemos todavía en el camino, tenemos la oportunidad de hablar y de pedir perdón. Debemos reconciliarnos cuanto antes. La puerta de la salvación no estará abierta para siempre. Lo mismo sucede con la puerta de la confesión entre los hermanos. Muchos hermanos lamentan haber perdido la oportunidad de confesar sus ofensas unos a los otros; sobre todo cuando la parte ofendida ya no está en el camino. Si le hemos causado alguna ofensa a los hombres, debemos aprovechar cualquier oportunidad que tengamos para reconciliarnos cuanto antes con ellos mientras aún estemos en el camino, porque no sabemos si ellos o nosotros todavía estaremos aquí mañana. Por tanto, tenemos que ponernos a bien con nuestro hermano mientras aún estemos en el camino. Una vez que una de las dos partes no esté, nada se podrá arreglar.
¡Tenemos que ver cuán serio es este asunto! No podemos ser negligentes ni indiferentes. Mientras dura el día, ¡póngase a bien con su hermano cuanto antes! Si usted sabe que un hermano tiene una queja contra usted, debe resolver el asunto y pedir perdón, no sea que después no tenga la oportunidad de reconciliarse.
Después de esto, el Señor utiliza de nuevo términos humanos diciendo: “No sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo: De ningún modo saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante”. No entraremos en la interpretación bíblica en cuanto al pago del último cuadrante. Simplemente, hacemos notar la práctica de pagar hasta el último cuadrante. Tenemos que asegurarnos que este asunto se resuelva debidamente, o no se solucionará. El Señor no habla aquí de un juicio futuro ni de ser echado en una prisión física. Lo que el Señor quiere es que nos reconciliemos hoy, que paguemos todos los cuadrantes hoy, y que no lo dejemos para después. Tenemos que hacer esto mientras aún estamos en el camino. No debemos posponer el asunto esperando que después se resuelva. No es sabio dejar el asunto para el futuro.
Los hijos de Dios deben aprender muy bien esta lección. Debemos hacer restitución y confesar nuestros pecados cuando todavía sea tiempo. Debemos compensar y disculparnos con frecuencia. No debemos permitir que un hermano o una hermana tenga ninguna queja contra nosotros. Si nuestra conciencia está limpia, y no hemos agraviado a nadie, podemos estar en paz, pero si hemos ofendido a alguien, tenemos que confesar nuestro pecado. No debe haber ningún reproche en nuestra conducta ni debemos pensar que los demás están equivocados y que nosotros tenemos la razón. No se deben pasar por alto las quejas de los demás ni tratar de justificar las acciones de uno.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.