Información del libro

Cómo disfrutar a Dios y cómo practicar el disfrute de Diospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6564-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 15 de 21 Sección 3 de 3

EJEMPLOS DE LEER LA BIBLIA

Algunos quizás entiendan esta comunión en teoría, pero no sepan cómo ponerla en práctica. Es posible que no sepan cómo restringir su mente y ejercitar su espíritu, de modo que éste tome la delantera cuando leen la Biblia. Un hermano quizás se sienta impresionado en su ser interior y motivado cuando lee Romanos 4:17, que dice que Dios da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como existentes. Luego puede ser que enseguida ejercite su mente para entender este versículo. En realidad él está yendo en pos de la doctrina de este versículo. Debido a que no se percata de lo débil que es su mente, sin darse cuenta, se distrae a pesar de que tuvo un buen comienzo. Aunque pueda recibir más ideas en su mente, su espíritu está vacío.

La manera apropiada en que una persona debe leer la Biblia es que guarde sus pensamientos cuando le llame la atención algún versículo. Una persona no debe preguntar qué significa dar vida a los muertos ni tampoco qué significa llamar las cosas que no son como existentes. En vez de ello, simplemente debe comer la Palabra y recibirla en su espíritu. Inmediatamente debe ejercitar su espíritu para orar, diciendo: “Señor, Tú das vida a los muertos, y llamas las cosas que no son como existentes. Te doy gracias porque estás en mí y has llegado a ser todo para mí”. Cuando ore de esta manera, estará contactando a Dios con su espíritu en vez de considerar doctrinas con su mente. Quizás no entienda mucho, pero su espíritu habrá comido y disfrutado a Dios porque ha tocado a Dios. Eso es lo que significa leer la Biblia con nuestro espíritu.

Siempre que leamos la Biblia, debemos guardarnos de discutir acerca de doctrinas. Si estudiamos doctrinas no tocaremos a Dios, porque estaremos ejercitando nuestra mente. Si algo nos impresiona en nuestro espíritu, debemos controlar nuestra mente. Es cierto que cuando leemos un versículo podemos sentirnos guiados a considerar un segundo versículo. Sin embargo, esto debe iniciarlo el Espíritu, no nosotros. Debemos controlar nuestros pensamientos y no considerar la doctrina cuando leamos la Palabra. En lugar de ello, debemos ejercitar nuestro espíritu y convertir en oración la palabra que nos ha impresionado a fin de poder inhalar a Dios. Mientras oramos e inhalamos, el Espíritu quizás nos muestre nuestra verdadera condición. Cuando leemos Romanos 4:17, el Espíritu podría mostrarnos que estamos muertos y en una condición en la que “no somos”. Así que de inmediato debemos responder y orar: “¡Dios, es cierto! ¡Me encuentro en una condición de muerte, una condición en la que ‘no soy’! Pero te alabo y doy gracias porque la muerte y la condición de ser nada proveen una base para que Tu vida de resurrección abunde”. En tal oración no estamos ejercitando nuestra mente; antes bien, estamos tomando la Palabra como alimento y comiéndola con nuestro espíritu. De esta manera, descubriremos que Dios es el elemento contenido en este alimento. Estamos contactando y disfrutando a Dios.

En otra situación el Espíritu Santo podría mostrarnos que en lugar de estar muertos y no ser nada, estamos vivos y llenos de muchas cosas. No hemos muerto ni hemos llegado al punto de no ser nada. Por esta razón, Dios no puede operar en nosotros; no puede manifestar Su poder de resurrección en nosotros. Así que podemos responder, diciendo: “¡Señor, ten misericordia de mí! No he sido llevado al borde de la muerte, al punto de experimentar desesperación absoluta. Aún conservo mi fuerza natural. No soy como Abraham ni como Sara”. No es necesario que memoricemos estas oraciones. Estas oraciones nos las dará el Espíritu mientras inhalamos a Dios.

Esto es diferente de simplemente estudiar doctrinas. Cuando un versículo nos impresiona, debemos digerirlo con nuestro espíritu y convertirlo en oración. Cuando oremos de esta manera, y el Espíritu nos hable, debemos convertir nuevamente las palabras en oración. Al final, seremos interiormente satisfechos aun cuando no entendamos mucha doctrina.

Hermanos y hermanas, este punto es muy crucial. Si no lo practicamos, no comeremos mucho a Dios cuando leamos la Biblia; recibiremos muy poco del verdadero suministro en nuestro espíritu. Es posible que estemos familiarizados con la Biblia y sepamos cómo un versículo se relaciona con otro, pero nuestro espíritu estará vacío. No habremos recibido el suministro. Por lo tanto, debemos siempre guardarnos de nuestra mente cuando leamos la Palabra para disfrutar a Dios. Debemos guardarnos de estudiar la doctrina. Debemos ejercitarnos para ser restringidos por nuestro espíritu, y debemos ejercitar nuestro espíritu para inhalar a Dios valiéndonos de la Palabra. Debemos orar y digerir las palabras de la Biblia con nuestro espíritu.

Si leemos un pasaje que no entendemos, debemos dejarlo de lado. Incluso si entendemos lo que leemos, no debemos pensar mucho en ello. Ya sea que entendamos o no cierto pasaje, no debemos detenernos para considerarlo; en vez de ello, debemos restringir nuestra mente. No debemos entretenernos con nuestros pensamientos, ni tampoco tratar de entender mucho. Éstas son actividades propias de la mente. Debemos aprender a ser restringidos por nuestro espíritu, aunque entendamos lo que leemos. Debemos ejercitar nuestro espíritu y convertir la Palabra en oración. De este modo, disfrutaremos a Dios por medio de la Palabra.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top