Información del libro

Misterio de Dios y el misterio de Cristo, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-2690-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 4 de 9 Sección 2 de 3

ARRAIGADOS EN CRISTO

Colosenses 2:6 dice que hemos recibido a Cristo y que debemos andar en Él; el versículo 7 revela que, además, hemos sido arraigados en Él. El hecho de que hemos sido arraigados en Cristo revela que tenemos una clase particular de unidad y de identificación con Él. Hemos sido sembrados en Él conforme a la vida divina, y como tales, absorbemos todo nuestro alimento y suministro de Él, al igual que una planta absorbe todo su alimento y suministro de la tierra. ¿Nos damos cuenta de que hemos sido arraigados en Cristo? ¿Tenemos el concepto de que Cristo es nuestra tierra? Tenemos que ver que somos como pequeñas plantas que han sido arraigadas en Cristo, de modo que crecemos por la alimentación y el suministro que Él nos da.

Todas estas expresiones mencionadas en Colosenses —recibir a Cristo, andar en Cristo y ser arraigados en Cristo— nos revelan a Cristo. Todas estas expresiones son aspectos del pleno conocimiento que tenemos de Cristo. Así que, debemos estudiar y considerar todos estos aspectos en la medida en que se relacionan con Cristo y lo revelan a Él. ¿Qué significa que hayamos recibido a Cristo? ¿Cómo lo recibimos y dónde lo recibimos? Además, ¿qué significa andar en Cristo, y cómo es que hemos sido arraigados en Él? ¿Qué nos dicen estos asuntos acerca de Cristo? El hecho de que hemos recibido a Cristo revela que Cristo es nuestra vida; el hecho de que debemos andar en Cristo revela que Cristo también es nuestro reino, o sea, Él es la esfera en la cual vivimos y andamos; además, el hecho de que hemos sido arraigados en Cristo indica que Cristo es nuestra tierra, nuestro suelo, es decir, la fuente de la cual absorbemos todo nuestro alimento y suministro. Si Cristo no fuera vida, ¿cómo podríamos recibirlo? Si Cristo no fuera el reino, ¿cómo podríamos andar en Él? Y si Cristo no fuera nuestra tierra, ¿cómo podríamos ser arraigados en Él? Si dedicáramos tiempo a considerar estos asuntos, el Espíritu nos concedería revelación. Como resultado, conoceríamos más y más a Cristo y tendríamos una revelación más completa de Cristo. Esto nos haría saltar y alabar al Señor. ¡Alabado sea el Señor que Él significa tanto para nosotros!

SOBREEDIFICADOS EN CRISTO

La edificación depende del crecimiento

El desarrollo del pensamiento que vemos en Colosenses 2:6-7 es muy particular. Una vez que Colosenses dice que hemos recibido a Cristo, podríamos pensar que la siguiente frase debiera decir que debemos guardarlo. En cambio, el siguiente versículo dice que ya que hemos recibido a Cristo, debemos andar en Él. Habiendo recibido a Cristo, debemos andar en Cristo. Luego, el versículo 7 dice que habiendo sido arraigados en Cristo, somos sobreedificados en Él. Parecería más lógico decir que habiendo sido arraigados en Cristo, crecemos en Él, pero en lugar de decir crecemos, este versículo dice sobreedificados. Habiendo sido arraigados en Cristo, somos sobreedificados en Él.

¿Qué significa ser edificados en Cristo? ¿Cuál es la relación que existe entre ser arraigados en Cristo y ser edificados en Él? Cuando yo era un creyente joven, no entendía lo que significaba ser edificados. Sabía cómo se usaban las piedras para edificar una casa, pero me preguntaba: “¿Cómo puedo yo ser edificado?”. Finalmente me di cuenta de que para entender este pasaje de las Escrituras se requiere que uno pase mucho tiempo escudriñando la mente del Señor. Se requiere que uno considere otros versículos de las Escrituras que hablan de estos asuntos.

Un versículo de estos es 1 Corintios 3:9, que dice: “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”. Este versículo corresponde con Colosenses 2:7, pues ser la labranza de Dios se relaciona con ser arraigados en Cristo, y ser el edificio de Dios se relaciona con ser edificados. En calidad de labranza de Dios, debemos ser arraigados en Cristo como nuestra tierra a fin de crecer, y en calidad de edificio de Dios, tenemos que ser sobreedificados. Estos dos versículos revelan que somos plantas de Dios y también el edificio de Dios. ¿Cuál es entonces la relación que existe entre el crecimiento y la edificación, y cómo se fusionan las experiencias de que seamos arraigados y también edificados? Podemos encontrar la respuesta a estas preguntas en dos versículos de 1 Pedro 2. El versículo 2 habla de nuestro crecimiento, donde dice: “Desead, como niños recién nacidos, la leche de la palabra dada sin engaño, para que por ella crezcáis para salvación”. Y el versículo 5 continúa diciendo: “Vosotros también, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual hasta ser un sacerdocio santo”. Este versículo une, fusiona, el crecimiento con la edificación. Somos piedras que están siendo juntamente edificadas, pero somos piedras vivas, es decir, piedras que crecen. Como piedras vivas, crecemos, y a medida que crecemos, somos juntamente edificados. Por una parte, crecemos, y por otra, somos edificados juntamente. Como aquellos que han recibido a Cristo, debemos andar en Él como nuestro reino; y como aquellos que han sido arraigados en Cristo, debemos crecer a fin de ser edificados. Éste es el pensamiento de Pablo en Colosenses 2:6-7.

A partir de los versículos que hemos considerado, vemos que el crecimiento tiene como fin la edificación, y que la edificación es el resultado del crecimiento. Al crecer en Cristo, somos edificados juntamente con otros. Sin crecimiento, no hay edificación. Cuando hablamos acerca de la edificación de la iglesia, debemos recordar que la verdadera edificación de la iglesia es el crecimiento de todos los hermanos y hermanas. Somos edificados juntamente mediante nuestro crecimiento. Así que, sin el crecimiento nunca podríamos ser juntamente edificados.

Recientemente, al tener comunión con algunos hermanos, me di cuenta del entendimiento que ellos tenían respecto a la edificación. Según su entendimiento, los creyentes, que son los materiales usados en la edificación, son edificados juntamente cuando el Espíritu Santo usa a alguien para reunirlos y “amontonarlos”. Esto es completamente incorrecto. La edificación de la iglesia no es el resultado de cierta clase de obra; más bien, es el resultado del crecimiento de la vida de Cristo en todos nosotros. Estos pasajes de Colosenses recalcan mucho la vida de Cristo (cfr. 3:4). Si la vida de Cristo no crece en nosotros, no hay posibilidad de que la iglesia sea edificada entre nosotros.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top