Información del libro

Evangelio de Dios, Elpor Watchman Nee

ISBN: 978-1-57593-940-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 9 de 26 Sección 4 de 4

LA DIFERENCIA ENTRE
LA VIDA ETERNA Y EL REINO

Hay un asunto el cual debemos entender claramente. Tener vida eterna es diferente de entrar en el reino de los cielos. Todo aquel que no puede ver la diferencia entre la vida eterna y el reino de los cielos, nunca podrá estar claro con respecto al camino de la salvación y la manera de presentarla. El Señor Jesús dijo que desde Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos es tomado con violencia (Mt. 11:12). Los violentos lo toman. La ley y las profecías de los profetas terminaron con Juan (11:12-13). Basados en esta palabra, algunos han dicho que debemos ser violentos, es decir, debemos esforzarnos antes de que podamos ser salvos. Si no nos esforzamos, no seremos salvos. Una persona dice esto porque no puede ver la diferencia entre el reino de los cielos y la vida eterna. Hay una diferencia entre la vida eterna y el reino de los cielos.

La primera diferencia entre la vida eterna y el reino tiene que ver con tiempo. La vida eterna es por la eternidad, pero el reino no es por la eternidad. Cuando vengan los cielos nuevos y la tierra nueva, el reino de los cielos se acabará. El reino de los cielos denota el gobierno de Dios. El período del gobierno de Dios es el período del reino de los cielos. La soberanía de Dios sobre esta tierra y Su gobierno sobre la tierra serán manifestados solamente por mil años. ¿Qué son los cielos? El libro de Daniel habla acerca del gobierno de los cielos (7:27). Por lo tanto, el reino de los cielos es la esfera en la cual los cielos gobiernan. Cuando el Señor Jesús venga a gobernar la tierra, ese será el tiempo cuando los cielos gobiernen. Hoy día el que gobierna la tierra es el diablo, Satanás. Hoy día la política y las autoridades mundanas son de Satanás. El Señor Jesús no gobernará hasta el tiempo del reino de los cielos. Sin embargo, el periodo durante el cual la autoridad de los cielos será llevada a cabo será muy corto. Primera Corintios 15:24 dice: “Luego el fin, cuando entregue el reino a Su Dios y Padre, cuando haya destruido todo dominio, toda autoridad y potencia”. El reino será entregado a Dios el Padre. Por lo tanto, existe limite de tiempo para el reino. No obstante, la vida eterna es para siempre. Todo el que lee 1 Corintios 15 sabe que el comienzo de los cielos nuevos y la tierra nueva, es decir, a la conclusión del milenio, el reino será entregado. Por lo tanto, existe una diferencia en tiempo entre la vida eterna y el reino de los cielos.

La segunda diferencia está en la manera en que el hombre entra en el reino de los cielos y la manera en que obtiene la vida eterna. Recibir la vida eterna es el tema de todo el Evangelio de Juan. La manera de tener vida eterna es creer. Una vez que creemos, la obtenemos. Nunca vemos otra manera. Sin embargo, entrar en el reino de los cielos no es tan simple. Todo el Evangelio de Mateo menciona al reino de los cielos treinta y dos veces. Ni una sola vez dice que el reino de los cielos se recibe por fe. ¿Cómo obtiene un hombre el reino de los cielos? Mateo 7:21 dice: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos”. Podemos ver que la entrada al reino de los cielos es un asunto de obrar más que de fe. Mateo 5:3 además dice: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. Aquí, no dice vida eterna sino el reino de los cielos. Para tener el reino de los cielos, necesitamos ser pobres en espíritu. El Señor dice: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (v. 10). No tenemos que ser perseguidos para recibir la vida eterna, sin embargo, el reino es para aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia. Incluso si un hombre tiene vida eterna, si él no ha sido perseguido por causa de la justicia y si no es pobre en espíritu, él puede incluso no tener parte en el reino.

Existe una tercera diferencia. Ella yace en la actitud que los cristianos deben tener con respecto a la vida eterna y el reino de los cielos. Con respecto a la vida eterna, Dios nunca nos ha dicho que lo busquemos. Más bien, cada vez que es mencionada, El nos muestra que ya la tenemos. Sin embargo, con respecto al reino, la palabra de la Biblia dice que necesitamos buscarla y perseguirla diligentemente. Hoy día, con respecto al reino, estamos en la etapa de búsqueda; no lo hemos obtenido todavía. Todavía tenemos que hacer un esfuerzo para buscar y alcanzar el reino.

La cuarta diferencia yace en la manera en que Dios trata el reino y la vida eterna. Dios trata la vida eterna como un don dado a nosotros (Ro. 6:23). Nunca vemos que una persona va al Señor para buscar la vida eterna. Nunca ha acontecido esto, porque la vida eterna es gracia gratuita; es dada por medio del Señor Jesús a aquellos que creen en El. No hay diferencia entre uno que busca y uno que no busca. Pero el reino no es lo mismo. Recuerden a la madre de los dos hijos de Zebedeo que vino al Señor Jesús y quería que el Señor sentara a sus dos hijos a los lados de El en el reino (Mt. 20:21). Pero el Señor Jesús dijo: “Pero el sentarse a Mi derecha y a Mi izquierda, no es Mío darlo, sino que es para quienes está preparado por Mi Padre” (v. 23). La gracia se obtiene cuando clamamos a El. Pero el reino depende de si podemos ser bautizados en Su bautismo y de si podemos beber la copa que El bebió. Los dos discípulos dijeron que podían. Pero el Señor dijo que aunque ellos prometieran hacerlo y lo pudieran hacer, el asunto de todas maneras no depende de Su decisión. El Padre es el que lo da.

Además, el criminal que fue crucificado juntamente con el Señor le dijo: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en Tu reino” (Lc. 23:42). ¿Escuchó el Señor esa oración? En verdad, la oyó. Pero no concedió su petición. El criminal le pidió al Señor que lo recordara cuando el Señor recibiera el reino. El Señor Jesús no le respondió que estaría con El en el reino. Más bien le respondió: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (v. 43). El Señor no respondió la pregunta con respecto al reino. Pero le dio una respuesta con respecto al paraíso. Mientras clamemos a El, podemos ir al Paraíso. Pero no es tan simple entrar al reino. Por lo tanto, en esto existe una gran diferencia. La actitud de Dios hacia la vida eterna y el reino de los cielos es diferente: una es el don de Dios, y la otra es la recompensa de Dios.

Con respecto a la diferencia entre el reino de los cielos y la vida eterna, hay otros pasajes en la Biblia que son muy interesantes. Ahora llegamos a la quinta diferencia. Apocalipsis 20 nos muestra que los mártires reciben el reino, aunque no dice que ellos son los únicos que reciben el reino (v. 4). Sin embargo, la Biblia nunca nos muestra que el hombre deba ser martirizado para recibir la vida eterna. Si ese fuera el caso, el cristianismo llegaría a ser una religión de muertos, porque el hombre debería morir. Pero no vemos tal cosa. Sin embargo, el reino es diferente. El reino requiere esfuerzo. Incluso requiere al martirio para obtener el reino. Por ejemplo, la pobreza es una condición necesaria para el reino de los cielos. A fin de obtener el reino de los cielos, uno tiene que perder sus riquezas. La Biblia nos muestra claramente que ninguna persona sobre la tierra que es rica de acuerdo a sus propios caminos, puede entrar en el reino de los cielos. No podemos decir que ningún hombre rico puede ser salvo. No podemos decir que no puede entrar en la vida eterna el que no pierda sus riquezas. Así como es de difícil que un camello entre por el ojo de una aguja, de la misma manera es difícil que un hombre rico entre en el reino de los cielos (Mt. 19:24). Pero, ¿han oído que así como es imposible que un camello entre por el ojo de una aguja, en la misma manera es imposible que un hombre rico sea salvo y tenga vida eterna? Gracias al Señor. El pobre puede ser salvo. Así también el rico. El pobre puede heredar la vida eterna. Así también el rico. Pero entrar al reino de los cielos es un problema para el rico. Si acumulamos riquezas sobre la tierra, no seremos capaces de entrar al reino de los cielos. Por supuesto eso no significa que alguien tenga que despojarse hoy de todo su dinero. Estoy diciendo que uno tiene que entregar todo su dinero al Señor. Solamente somos mayordomos. No somos los amos de la casa. La Biblia nunca reconoce a un cristiano como el amo de su dinero. Todos somos sólo mayordomos del dinero que es para el Señor. Todos somos solamente mayordomos del Señor. Existe tal condición para entrar en el reino.

Existe otra cosa muy peculiar. Uno nunca ve los asuntos del matrimonio y de la familia en la escena que envuelve el asunto de la vida eterna. Pero el Evangelio de Mateo dice que algunos no se casarán por causa del reino de los cielos. Algunos aún se hacen a sí mismos eunucos por causa del reino de los cielos (Mt. 19:12). A fin de entrar en el reino de los cielos, y a fin de obtener un lugar en el reino, ellos deciden permanecer vírgenes. Nunca vemos que a una persona casada se le niegue la vida eterna. Si este fuera el caso, Pedro hubiera sido el primero en tener ese problema, ya que él tenía suegra (Mt. 8:14). Vemos que el asunto de la vida eterna no está relacionado en absoluto con la familia ni con el matrimonio, pero el asunto del reino está muy relacionado a la familia y al matrimonio. Por eso la Biblia dice que aquellos que tienen esposas deben ser como aquellos que no la tienen. Aquellos que usan al mundo deben ser como aquellos que no lo usan, y aquellos que compran deben ser como aquellos que no poseen (1 Co. 7:29-31). Esto tiene mucho que ver con nuestra posición en el reino de los cielos.

Finalmente, tenemos que mencionar otra diferencia. En el reino existen diferentes niveles de rango. Incluso si un hombre es capaz de entrar en el reino, hay una diferencia en la posición que tendrá allí. Algunos recibirán diez ciudades, y otros recibirán cinco (Lc. 19:17-19). Algunos solamente recibirán recompensa, pero otros recibirán una gran recompensa. Algunos obtendrán una rica entrada al reino (2 P. 1:11). Algunos entrarán al reino sin una rica entrada. Por lo tanto, en el reino existe una diferencia en el rango. Pero con respecto a la vida eterna nunca hay existe el asunto del rango. La vida eterna es la misma para todos. Uno no recibirá diez años más que otro. No hay diferencia en la vida eterna, pero sí existe una diferencia en el reino.

Si alguien considera un poco, comprenderá que en la Biblia, el reino y la vida eterna son dos cosas absolutamente diferentes. La condición para la salvación es la fe en el Señor. Aparte de la fe, no hay otra condición, porque todas las condiciones ya han sido cumplidas por el Hijo de Dios. La muerte del Hijo ha cumplido todos los requisitos de Dios. Pero, entrar al reino de los cielos es otro asunto; requiere obras. Hoy día, un hombre es salvo por medio de la justicia de Dios. Pero no podemos entrar al reino de los cielos a menos que nuestra justicia exceda a la de los escribas y la de los fariseos (Mt. 5:20). La justicia en el vivir y la conducta de uno debe sobrepasar la de los escribas y la de los fariseos antes de poder entrar en el reino de los cielos. Por lo tanto, vemos que el asunto de la vida eterna está completamente basado en el Señor Jesús. Pero, el asunto del reino se basa en las obras del hombre. No estoy diciendo que el reino es mejor que la vida eterna. Pero Dios tiene un lugar para los dos.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top