Lo ilimitado y todo-inclusivo que es Cristopor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-3946-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Tenemos que ver que nuestro Señor no fue el fundador de una religión, sino Aquel que murió y resucitó. Desde el momento que se encarnó hasta que ascendió, Él hizo un buen número de obras grandiosas. Ya señalamos en el segundo capítulo que el hecho de que Él era todo-inclusivo e ilimitado se manifestaba en Su obra. Debido a diferentes limitaciones, no fui lo suficientemente explícito en ese mensaje, por lo que desearía añadir una palabra adicional.
Nuestro Señor se encarnó, pasó por el vivir humano, pasó a través de la muerte, entró en resurrección y ascendió a los cielos. ¿Qué comisión logró Su obra? El primer paso que dio fue traer a Dios desde los cielos para introducirlo en el hombre. Anteriormente, en los cuatro mil años de la historia humana, nadie jamás había tenido a Dios dentro de él. Sean sabios o pecadores, sean buenos o malos, todos eran iguales con respecto al hecho de que ninguno tuvo a Dios dentro de él. Entonces, un día, en la ciudad de David, un niño nació que fue puesto en un pesebre, y dentro de este niño estaba Dios. La encarnación del Señor Jesús trajo al Dios Triuno completo —el Padre, el Hijo y el Espíritu— y lo introdujo en el hombre. Aquel día, sobre la tierra hubo un descendiente de Adán, quien era Jesús el nazareno, que tenía a Dios dentro de Él. El Dios completo fue introducido en el hombre. Por lo tanto, mientras Jesús estaba sobre la tierra en esos treinta y tres años y medio, llegó a ser una persona misteriosa en gran manera. Él era un hombre genuino; no obstante, era Dios quien vivía en Él. Esto es muy misterioso.
Entonces cuando Él fue a la cruz, se llevó al hombre creado, quien ahora Él había llegado a ser, con toda la creación, el diablo y el pecado, para ser crucificados allí. Como una escoba gigante, la cruz le dio a todo el universo una barrida completa y así terminó toda la vieja creación. Satanás fue terminado, los demonios fueron aniquilados, el pecado fue limpiado, y a ustedes y a mí también allí se nos dio fin. ¡Aleluya, ésta es la cruz!
Como he dicho antes, cuando el Señor Jesús murió, Él pasó a través de la muerte, y mientras pasaba por la muerte, Él hizo una gran obra. Él murió en siete estatus: como el Cordero de Dios, como la serpiente de bronce, el postrer Adán, el Primogénito de toda la creación, un hombre en la carne, el pacificador y el grano de trigo divino. Él pasó a través de la muerte en muchos estatus, y en el proceso, Él logró una obra particular en cada estatus. Como el Cordero de Dios, quitó nuestros pecados. Como la serpiente de bronce, juzgó nuestra naturaleza pecaminosa. Como el postrer Adán, le puso fin a nuestro viejo hombre. Como el Primogénito de toda creación, le puso fin a toda la vieja creación. Como un hombre en la semejanza de carne, condenó al pecado en la carne. Como el Pacificador, abolió la ley de las ordenanzas. Además, como el grano de trigo, liberó la vida divina. Si Él no hubiera muerto, la vida divina no hubiera podido ser liberada. Pero una vez que murió, la vida divina fue liberada del cascarón del grano de trigo. Su muerte fue verdaderamente un paso grandioso en Su obra. Él logró hacer una gran obra al pasar por la muerte.
Al llevar a cabo Su gran obra también descansó. Mientras estaba descansando, Él fue en Su Espíritu viviente al lugar donde están encarcelados temporalmente los espíritus angélicos caídos, y allí les proclamó Su victoria. Por lo tanto, en 1 Pedro 3:18 dice que Cristo, por un lado, fue muerto en la carne, pero por el otro fue vivificado en el Espíritu. Esto es exactamente lo que le pasa a un grano de trigo que se siembra en la tierra. El cascarón exterior, decae y muere; pero con la vida interior, su función orgánica es activada y comienza a vivir a fin de crecer. Por lo tanto, cuando el Señor Jesús pasó a través de la muerte y logró Su obra, Él fue fortalecido, vivificado, en Su Espíritu viviente, y entonces salió de la muerte. Ésa fue Su resurrección.
En tal resurrección Él introdujo al hombre en Dios. En Su encarnación Dios fue introducido en el hombre, mientras que en Su resurrección el hombre fue introducido en Dios. ¡Debemos agradecer y alabar al Señor y gritar de alegría! Hoy hay un hombre sentado en el trono en los cielos. Cuando Esteban estaba siendo apedreado, él vio los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios. En la actualidad, hay algunos teólogos que no creen que el Señor Jesús sigue siendo un hombre después de Su resurrección. Ellos dicen que el Señor Jesús fue un hombre solamente desde Su nacimiento hasta Su crucifixión, y que después de Su resurrección de entre los muertos Él dejó de ser un hombre. Ellos dicen que cuando Él nació se vistió de humanidad, pero cuando resucitó, se despojó por completo de la humanidad. Por lo tanto, dicen que hoy Él no es un hombre; dicen que es sólo Dios. Pero esto es una herejía. La Biblia nos dice claramente que en los cielos Él todavía tiene Su humanidad. Antes de Su encarnación, nuestro Señor era sólo Dios, no era hombre. Desde que Él se vistió de carne y nació en la tierra, Él no sólo es Dios, sino que también es hombre. Después de Su resurrección y ascensión no sólo es Dios, sino que también es hombre. No obstante, antes de Su resurrección, Su humanidad pertenecía a la vieja creación. Pero después de Su resurrección, Su humanidad de la vieja creación fue ascendida a la nueva creación. Esto se puede comparar a un grano de trigo, el cual es pequeño y marrón en su forma exterior. Pero cuando es sembrado en la tierra, su cascarón decae, y el germen interior brota. De esta manera, el grano cambia en su forma externa y se convierte en un retoño verde. El retoño echa tallo, y después salen las hojas verdes. Después de más crecimiento, aparecen las espigas de trigo. Así pues, después de que se producen las espigas, su forma y figura cambió.
En 1 Corintios 15 nos muestra que después de que el Señor Jesús resucitó de entre los muertos, todavía seguía siendo un hombre, sin embargo, Su cuerpo era un cuerpo resucitado. En la noche del día de Su resurrección, pese a que las puertas estaban cerradas, Él fue al lugar donde estaban Sus discípulos y se puso en medio de ellos. Los discípulos creyeron que era un espíritu; pero el Señor les mostró las marcas de los clavos en Sus manos y las marcas en Su costado para probarles que Él todavía tenía un cuerpo. ¿Cómo podemos explicar que el Cristo resucitado todavía tiene un cuerpo? Yo no sé cómo explicar esto. Hay muchas grandes cosas en este universo que no podemos explicar. Nuestro Señor resucitó, y como el Espíritu Él todavía tiene un cuerpo resucitado. Hasta el día de hoy Él sigue siendo un hombre en el trono. ¡Alabado sea Él!
Tenemos que recordar qué clase de personas somos. Somos los que tenemos a Dios en nosotros por medio de la regeneración. No sólo esto, sino que también, en la resurrección, entramos en Dios. Esto es un hecho glorioso. Cuando creímos en el Señor Jesús e invocamos Su nombre, recibimos al Señor Jesús en nuestro interior. Podemos testificar que antes de haber creído en el Señor y haber invocado Su nombre, estábamos interiormente vacíos. Sin embargo, una vez que creímos en el Señor, hay algo dentro de nosotros que arde, brilla, reprende, anima y consuela. ¿Quién es éste? Éste es Jesucristo. Él se encarnó, pasó a través del vivir humano, murió, resucitó y ascendió, y hoy Él ha entrado en nosotros. ¡Esto es muy maravilloso!
Cuando Él entra en nosotros, llegamos a ser Su multiplicación y aumento. ¿Qué son los cristianos? Los cristianos son personas que han recibido al Jesús viviente dentro de ellos para hacerlos una réplica de Jesús. Por lo tanto, somos Su multiplicación y Su aumento. En otras palabras, hemos llegado a ser parte de Él; hemos llegado a ser miembros de Su Cuerpo. Consideren sus cuatro extremidades y los otros cientos de miembros en su cuerpo. Cada miembro es parte de nuestro cuerpo, esto es, es una parte de nosotros mismos. Tenemos que darnos cuenta de que hoy somos parte de Cristo. Individualmente somos Sus miembros y corporativamente somos Su Cuerpo. Este Cuerpo es la iglesia.
La iglesia es la expresión de Cristo. Yo soy expresado a través de mi propio cuerpo. Si yo no tuviera un cuerpo, si sólo fuera un espíritu o un alma flotando en el aire, ustedes no me podrían ver ni tocar. Además, si me oyeran hablar todos ustedes se asustarían y saldrían corriendo. Sin embargo, ya que tengo un cuerpo que me expresa de manera apropiada, cuando hablo con denuedo, ustedes pueden disfrutar mi hablar y no sentir nada de miedo. De la misma manera, Cristo necesita una iglesia que sea Su Cuerpo en este universo. Su Cuerpo no es tan pequeño como el nuestro; es todo-inclusivo, y los creyentes que lo componen son de todas las nacionalidades y razas. Es también eterno y sin límites; nadie puede contar el número de los creyentes. No es necesario hablar de aquellos que han muerto; aún el número de los que viven es difícil de estimar. Si hoy llegamos a una cifra, ya mañana por la mañana se habrá producido otro grupo de creyentes, y antes de que terminemos de contarlos otro grupo será producido. ¿Podemos decir cuántas personas se arrepienten y creen en el Señor cada día sobre el globo terráqueo? No podemos. Por esta razón, el Cuerpo es eterno e ilimitado.
Queridos hermanos y hermanas, ustedes tienen que saber categóricamente que no deben ser religiosos. Más bien, deben ser los que están incluidos en Cristo. Ustedes deben ser Su multiplicación y Su aumento. Esto no es solamente vivir para Jesús; esto es vivir como Jesús. Para mí, el vivir es Cristo. Yo todavía vivo, pero este “yo” ha pasado a través de la muerte y ha sido resucitado.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.