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Ley del avivamiento, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7399-9
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Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 5 Sección 2 de 5

EL RESULTADO DE NO CONOCER LA LEY
DEL AVIVAMIENTO

Algunos santos padecen de “ceguera nocturna” espiritual. Ellos siempre se sienten angustiados y oprimidos. Anhelan levantarse, pero no pueden hacerlo porque no han aplicado la ley que puede curarlos de su enfermedad. En los últimos diez años hemos estado impartiendo mensajes en cuanto a los aspectos de nuestra vida espiritual, pero pasamos por alto el tema del avivamiento, la ley del avivamiento. Sin esta enseñanza hemos sufrido mucho y padecido muchas pérdidas. Puesto que no conocemos la ley del avivamiento, ni sabemos cómo aplicar esta ley, sufrimos, nos sentimos oprimidos y no estamos liberados.

Hace varios años atrás muchos santos entraron en la pausa que viene al final de un avivamiento, y empezaron a sentirse oprimidos, débiles y en tinieblas. Sin embargo, cuando ellos examinaron su situación, comprendieron que no habían tropezado y que seguían fuertes en el Señor. No obstante, ellos no sentían la misma dulzura, frescura ni vitalidad. Estos santos permanecieron en esta condición por más de cinco años, y no hallaban la manera de ser liberados. Ellos sufrían porque no habíamos descubierto la ley del avivamiento. Aun cuando algunos santos eran refrescados ocasionalmente y podían levantarse cuando tocaban al Señor, la ayuda que recibían era muy general.

EXPERIMENTAR MÁS AVIVAMIENTOS REDUNDA
EN UN CRECIMIENTO MÁS ACELERADO

Después del final de un avivamiento, no necesitamos experimentar una pausa por un tiempo prolongado. Según la ley de nuestra vida espiritual, cada avivamiento tiene su curso, tras el cual viene una sensación de insatisfacción. Esto nos prepara para un nuevo avivamiento. Por esta razón, no debemos sentirnos débiles ni oprimidos por mucho tiempo. Debemos tener presente que estas sensaciones indican que otro avivamiento está por venir. Además, tales sensaciones indican que necesitamos un suministro nuevo. Este suministro nuevo corresponde a un avivamiento. Esto ocurre según la ley del avivamiento.

El verdadero crecimiento en vida se obtiene en este ciclo en el cual somos vivificados, nos sentimos insatisfechos por cierto tiempo después del final de un avivamiento, y luego somos avivados otra vez. Ésta también es la manera en que nuestra estatura espiritual aumenta. Por muy exhaustivo que haya sido un avivamiento, no es posible en un solo avivamiento obtener todas las experiencias espirituales y crecer hasta llegar a la plena madurez. Tenemos que experimentar muchos avivamientos en nuestra jornada espiritual. Ésta es la manera en que recibimos un suministro espiritual fresco y crecemos en la vida espiritual. Aquellos que no pasan por muchos ciclos espirituales crecerán lentamente y no alcanzarán gran estatura. En contraste, aquellos que pasan muchas veces por este proceso crecerán rápidamente y madurarán.

En el ámbito físico, una persona necesita hacer ejercicios para que su metabolismo se acelere. Una persona con un metabolismo rápido experimentará un crecimiento apropiado y será fuerte. Este mismo principio puede aplicarse a nuestra vida espiritual. Una persona que pasa por más ciclos en los que es avivada, crecerá rápido. Lamentablemente, muchos santos han vivido en una condición de opresión hasta por seis años, y no han experimentado un nuevo ciclo de avivamiento. Por tal razón, su vida espiritual se estanca; ellos no crecen mucho, ni están aprendiendo lecciones nuevas. Podríamos decir que han aprendido a ser pacientes, pero esto tal vez no sea una lección genuina, puesto que aun un incrédulo que se halla en una situación difícil hasta por seis años puede aprender a ser paciente, sin haber tenido ninguna experiencia espiritual. Algunos santos realmente han mejorado en su conducta, en la manera en que cuidan de los asuntos, en su temperamento y en sus hábitos. Sin embargo, tal progreso quizás no corresponda a un crecimiento espiritual; es posible que sólo se deba a que ellos fueron probados bajo circunstancias difíciles. Hay una gran diferencia entre esta experiencia y el progreso espiritual.

El verdadero crecimiento espiritual depende de la renovación de la vida interior. Esta renovación en vida es un avivamiento. Al experimentar un avivamiento, conoceremos y recibiremos más elementos espirituales. Después de cierto tiempo, lo que conocemos y hemos recibido se volverá viejo, y nos sentiremos insatisfechos y débiles. Esto significa que es tiempo de ser vivificados de nuevo a fin de ver y obtener algo nuevo, es decir, es tiempo de que haya un aumento del elemento espiritual en nosotros y que nuestra estatura espiritual aumente. Por lo tanto, tomará lugar otro ciclo, después del cual nuevamente volveremos a sentirnos viejos e insatisfechos. Así que, somos renovados, nos volvemos viejos y somos renovados otra vez. Mediante este proceso recibimos más elementos espirituales. Los nuevos elementos espirituales eliminan y absorben algunos de los elementos viejos presentes en nosotros. Cuanto más vivificados seamos, más elementos espirituales nos serán añadidos, y más de nuestros elementos naturales serán absorbidos. El elemento del yo es desechado y el elemento de Dios es añadido a nosotros; nosotros menguamos y el Señor crece. Es solamente al pasar por este ciclo de avivamiento que podemos crecer.


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