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Revelación del Dios Triuno y Su mover, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-734-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 12 Sección 3 de 3

2. La vida animal del mar

La vida animal del mar tipifica las riquezas de la vida de Cristo en el poder que vence la muerte (el agua salada) al vivir El. El agua del mar es agua salada, pero de todos modos los peces pueden sobrevivir allí. Esto es un cuadro de la vida de Cristo que está en nosotros, demostrando que podemos vivir en este mundo, en contra de toda la sal, o sea, todo lo relacionado con la muerte. La vida animal del mar también indica las riquezas de la vida de Cristo al alimentar El al hombre con Sus riquezas (Jn. 6:9a; 21:9).

3. La vida animal del aire

La vida animal del aire tipifica las riquezas de la vida de Cristo en Cristo como el águila que lleva a Su destino a los que Dios redimió (Ex. 19:4; Dt. 32:11-12; Is. 40:31; Ap. 12:14) y en Cristo como las tórtolas o los palominos que el pueblo de Dios ha de ofrecer a Dios por los pecados (Lv. 1:14; 5:7).

4. Las bestias y el ganado
que están sobre la tierra

Las bestias y el ganado que están sobre la tierra tipifican las riquezas de la vida de Cristo en Cristo como el león (Gn. 49:8-9; Ap. 5:5) que pelea por la economía de Dios y en Cristo como las ovejas y el becerro que se han de ofrecer para que se cumpla la plena obra redentora de Dios (Lv. 1:2-3, 10; 3:1, 6, 12; 4:3; 5:6; Jn. 1:29; 1 P. 1:19; Ap. 5:6-8, 12-13; 12:11; 21:9, 23; 22:1, 3). Juan el Bautista declaró que Cristo era el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

E. El hombre tipifica a Cristo

El hombre tipifica a Cristo (Gn. 1:26-28; Ro. 5:14; 1 Co. 15:45; Sal. 8:4-8; He. 2:6-9) como la cabeza de toda la creación (1 Co. 11:3) y como la expresión de Dios en Su imagen y semejanza (He. 1:3; 2 Co. 4:4; Col. 1:15), representando a Dios al señorear en todo lo creado por El (Gn. 1:28). Sin la vida de las plantas, la de los animales y la vida humana, la tierra estaría desolada y vacía. La belleza de la tierra y sus riquezas dependen de todas las diferentes especies de vida.

F. La obra creadora de Dios
tiene como centro la vida

La obra creadora de Dios tiene como centro la vida, a fin de llegar a la meta de expresar a Dios y representarlo. El Espíritu, la palabra y la luz se refieren a la vida. El Cristo resucitado es tipificado por la tierra seca que produce toda clase de vida. Finalmente, del polvo de esta tierra, Dios creó un hombre a Su imagen y conforme a Su semejanza para que lo representara y lo expresara.

III. LAS VISIONES

A. Dios crea, Satanás se rebela,
Dios juzga y restaura

Debemos recibir la visión de que Dios creó los cielos y la tierra en orden según Su propósito para que las estrellas del alba cantaran juntas y todos los hijos de Dios gritaran de gozo (Job 38:7). Las estrellas del alba y los hijos de Dios se refieren a los ángeles. Después de que Dios hizo Su primera obra de creación, Satanás, el enemigo de Dios, se rebeló en contra de Dios (Is. 14:13-14; Ez. 28:15-18); Dios juzgó el universo que había sido corrompido por la rebelión de Satanás (Job 9:5-7); y la tierra quedó desolada y vacía (Gn. 1:2). Después, Dios restauró el universo condenado, principalmente para restaurar la tierra, la cual tipifica a Cristo como centro de la economía de Dios, para que produjera toda clase de vida con miras al cumplimiento de Su economía (Gn. 1:1-5).

B. Cristo es tipificado por la tierra
como la centralidad y la universalidad
de la economía de Dios

Debemos recibir la visión de que Cristo, tipificado por la tierra, como la centralidad y la universalidad de la economía de Dios, resucitó, surgió de las aguas de muerte, para producir, según las riquezas de Su vida, las vidas en diferentes aspectos, tipificadas por la vida de las plantas, la vida animal del mar y del aire, las bestias y el ganado que están sobre la tierra, y la vida del hombre que es uno con Dios, expresándolo y representándolo (Gn. 1:6-28).

C. El Dios Triuno hace al hombre el hombre
de Dios para producir el Cuerpo de Cristo

Finalmente, debemos recibir la visión de que el Dios Triuno, en Cristo como Su corporificación, hizo al hombre el hombre de Dios, que es uno con El en cuanto a ser multiplicado y reproducido para producir el Cuerpo de Cristo como Su agrandamiento y complemento, según se ve en el próximo capítulo, que tendrá su consumación en la Nueva Jerusalén (Gn. 1:26-28).


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