Fe cristiana normal, Lapor Watchman Nee
ISBN: 978-0-87083-779-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Entonces, ¿cómo Dios perdonó nuestros pecados? La Biblia nos muestra que no sólo recibimos perdón en nuestra salvación, sino que igualmente obtenemos justificación. Muchas veces la Biblia pone juntos el perdón y la justificación. Estos constituyen los dos pasos iniciales para recibir una vida nueva.
Consideremos más de cerca el asunto del perdón y la justificación. Tenemos que regresar a Cristo porque El es la clave para todos estos asuntos. Dios considera a Cristo como la Cabeza de una raza nueva. El es el segundo hombre. También El es el postrer Adán. El primer Adán era un inmenso hombre que corporificó a la humanidad entera. Cuando él pecó, la raza humana entera se corrompió. Dios ejecutó Su juicio en una sola persona, Cristo, porque Cristo también es un inmenso hombre corporativo. Aquellos que están incluidos en El llevan todo el juicio de Dios en El.
Por esta razón, la Biblia dice que cuando Cristo murió, El murió por nosotros. Nosotros no morimos como individuos; morimos en Cristo. Su muerte nos incluyó a todos nosotros. Con esta muerte nuestros pecados pueden ser perdonados. Así que, el perdón de Dios está basado sobre el juicio de Cristo. Esto no es perdón irresponsable. Más bien, esto es muy justo.
Una vez un hombre discutió conmigo sobre este punto. El dijo: “Señor Nee, si Dios quiere perdonar nuestros pecados, ¿por qué simplemente no lo dice así? ¿Por qué tuvo que mandar a Su Hijo para ser crucificado en la cruz? ¡Esto es demasiado inconveniente!”. ¡El pensaba que Dios es un buen amigo que borra nuestros pecados inescrupulosamente sin ningún interés por la ley! No se daba cuenta de que Dios tuvo que pasar por muchos pasos antes de poder dar el perdón.
Hace algunos años, estaba predicando sobre esto en una escuela de señoritas en Nanking. No obstante, las estudiantes no pudieron comprender la idea. Había una mesa pequeña frente a mí con un florero hermoso. Le pregunté a la directora de la escuela: “Supongamos que alguien quiebra este florero. Según las reglas de la escuela, ¿qué haría usted?”. La directora replicó que alguna reparación tenía que hacerse. Le pregunté: “¿Qué sucedería si una de sus estudiantes favoritas lo hubiera hecho?”. Ella contestó que la misma regla se aplicaría. Persistí en ello y pregunté: “¿Qué tal si ella no pudiera pagar?”. La directora repitió que la regla se sostendría.
Al siguiente día, durante la reunión, el florero no estaba. Lo había quebrado una de las estudiantes favoritas de la directora, la cual también era muy pobre. Aproveché la oportunidad para predicar una vez más sobre la doctrina de la salvación mediante la muerte de Jesús. La directora no podía liberar a la estudiante de su responsabilidad sobre la base del amor. Mas la estudiante no tenía manera de hacer la reparación. En este dilema quedaba sólo un camino que seguir: la directora tenía que usar su propio dinero para pagar por la estudiante. Por una parte, esto cumplía la ley de la escuela; por otra, mostraba el amor de la directora por sus estudiantes.
Cristo vino a la tierra para llevar el juicio de nuestros pecados y sufrir sus consecuencias para que nosotros pudiéramos ser perdonados. La venida de Cristo fue la venida de Dios mismo. El vino para pagar por nosotros. Al hacerlo, no se degradó en injusticia; más bien, probó El mismo ser justo y recto.
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