Práctica de las reuniones de grupo, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0266-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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El primer paso que damos al llevar a cabo la manera ordenada por Dios de reunirse y de servir es ejercer el sacerdocio neotestamentario del evangelio, al ayudar a las personas a que sean salvas y bautizadas. Esto es engendrar nuevos creyentes. Podemos ayudar a otros a que sean salvos y bautizados visitándolos en sus hogares al tocar a sus puertas. No obstante, no debemos ser legalistas con respecto a nuestra manera. Es posible que a veces los ayudemos de otras maneras; por ejemplo, tal vez los invitemos a una reunión o sencillamente les hablemos en la calle. El segundo paso que damos al llevar a cabo la manera ordenada por Dios es alimentar a los nuevos creyentes al reunirnos con ellos en sus casas. Puede ser que estos nuevos creyentes sean los que han sido salvos y bautizados entre nosotros, o pueden ser otros nuevos creyentes que hemos conocido. El tercer paso es perfeccionar a los nuevos creyentes en las reuniones de grupo. Después de alimentar a los nuevos creyentes por corto tiempo, debemos reunirlos para formar una reunión de grupo, no sólo para alimentarlos, sino también para perfeccionarlos. Esta reunión es la parte principal de la vida de iglesia y debe incluir la comunión, la intercesión, el cuidado, el pastoreo, la enseñanza, el perfeccionamiento y todos los otros aspectos de la vida de iglesia. El cuarto paso en la manera ordenada por Dios es profetizar en las reuniones grandes de la iglesia. Estos cuatro pasos para llevar a cabo la manera ordenada por Dios de reunirnos y de servir no deben ser algo que simplemente aprendamos. Estos pasos deben ser nuestro andar diario. Debemos tomar esta manera y andar según esta manera.
Hay muchas maneras de tener una reunión de grupo. Cuando se congreguen las personas en la reunión, espontáneamente pueden comenzar a cantar y a orar. Luego tal vez un hermano diga a los demás que una de las hermanas nuevas se ha enfermado y tal vez el grupo ore por ella. Hay muchas cosas acerca de las cuales podemos tener comunión en la reunión. Alguien puede preguntar acerca del empleo de cierto hermano, y otra vez el grupo puede orar y buscar la dirección del Señor para cuidar de él y de su familia. Un hermano que cuida de la reunión de grupo sabe cuando cierta persona ha estado hablando por mucho tiempo de cierto asunto. Entonces él puede presentar otra cosa en la reunión. Puede ofrecer una oración, y tal vez su oración cambie el ambiente de la reunión y la lleve a otro nivel.
La enseñanza en las reuniones de grupo no debe ser impartida por una persona en particular, sino por todos los que asisten a esa reunión. Durante la reunión de grupo, tal vez un hermano haga una pregunta sobre cierto punto de la Biblia. Todos los que están en el grupo pueden enseñar a los demás al decir algo para contestar aquella pregunta. Incluso los que han sido salvos desde hace muy poco tiempo, tienen algo para decir y pueden ofrecerlo en la reunión. Asimismo, muchas veces algunos de los asistentes pueden hablar algo más profundo para responder a las preguntas, y algunos pueden dar una palabra de conclusión. Cada uno tiene una porción pequeña y cuando cada uno presenta lo que tiene, todas las porciones son agregadas para producir una buena enseñanza. Todos pueden hacer preguntas, todos pueden contestar y todos pueden enseñar. Todo lo que se habla en la reunión de grupo lo oyen todos los que están presentes, y todos reciben ayuda. Ésta es la manera de enseñar a los santos en una reunión de grupo. Si los santos asisten a esta clase de reunión de grupo, semana tras semana por dos o tres años, serán perfeccionados.
Si practicamos las reuniones de grupo, aprenderemos la manera apropiada de llevarlas a cabo. La mejor manera de aprender es practicar. Cuanto más practicamos, más aprenderemos. No debemos decir que no sabemos cómo cocinar. Sencillamente debemos comprar algunos comestibles, echarlos en agua y ponerlos en la estufa. Entonces aprenderemos a cocinar. Si estamos dispuestos a practicar las reuniones de grupo por varios meses, sabremos cómo reunirnos y recibiremos el beneficio. Cuando hayamos aprendido la manera adecuada de tener tales reuniones, éstas llegarán a ser imprescindibles.
Las reuniones de grupo constituyen el ochenta por ciento de la vida de iglesia, si se practican de la manera adecuada. Sin embargo, tal vez no sepamos cómo tener las reuniones de grupo en vida, en espíritu, y conforme a la situación y necesidad actual de todos. Esto se debe a que nos hemos acostumbrado a tener reuniones de manera tradicional, formal y ritualista. En la vieja manera de reunirnos, pudimos habernos reunido por varios años y todavía no conocer a las otras personas que asistían a la reunión. Tal vez no había ningún contacto, cuidado ni pastoreo entre los miembros. En una iglesia que tuviera centenares de creyentes recién bautizados, sería imposible que hubiera suficientes ancianos como para cuidar de todos. Si tal iglesia se reúne en la vieja manera, el número de nuevos creyentes será impresionante; pero habrá muy poco contenido de realidad. Sin embargo, si esta iglesia se reúne de la manera apropiada, de los centenares de miembros se formarán grupos de ocho a quince personas. Cada grupo se encargará de las personas en ese grupo. Los miembros del grupo llegarán a conocerse muy bien, y toda la iglesia estará bajo un cuidado mutuo y diario. Este cuidado mutuo se lleva a cabo de muchas maneras en las reuniones de grupo.
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