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Cristo crucificado, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3691-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 14 Sección 2 de 5

LA MUERTE DE CRUZ
REALIZA LA OBRA DE QUEBRANTAMIENTO

¿Qué efecto tiene la muerte? La muerte lleva a cabo la obra de quebrantamiento. ¿Qué necesita ser quebrantado? El cascarón humano tiene que ser quebrantado. ¿Dónde es quebrantado? En la cruz. Muchos piensan que la muerte de cruz es solamente un sufrimiento que implica castigo y dolor. Sin embargo, todos aquellos que conocen la cruz, saben que la cruz es más que un sufrimiento que implica dolor y castigo. La muerte de cruz hace que el cascarón humano sea partido y quebrantado para que la vida ilimitada pueda ser liberada del hombre interior. A esto se refería el Señor cuando dijo: “De un bautismo tengo que ser bautizado”. Él se sentía muy restringido en la carne humana, y por eso anhelaba ir a la cruz para ser quebrantado. Su muerte, por lo tanto, era un quebrantamiento que permitía que la vida ilimitada que estaba en Él fuera liberada.

EL GRANO DE TRIGO QUEDA SOLO
SI NO CAE EN LA TIERRA Y MUERE

En Juan 12:24 el Señor Jesús dijo: “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo”. La vida contenida en un grano de trigo está oculta en el interior de la cáscara del trigo y se halla confinada dentro de la cáscara exterior. Sin embargo, si el grano de trigo muere, la muerte logrará que la vida del trigo sea liberada. Así pues, el Señor Jesús dijo que cuando el grano de trigo cae en la tierra y muere, empieza a crecer y luego lleva mucho fruto. Sin embargo, supongamos que ponemos un grano de trigo en una cajita hermosa como muestra de honor y respeto. Si este grano de trigo pudiera hablar, nos rogaría diciendo: “No me rindan honor ni respeto de esa forma. Al estar aquí me siento muy atado. Preferiría que me pusieran en un entorno en el que pueda morir. Estoy anhelando morir, porque la muerte es mi única salida. Sólo mediante la muerte podrá brotar la vida que está dentro de mí”.

LA VIDA DEL SEÑOR FUE LIBERADA
MEDIANTE LA MUERTE DE CRUZ

Aquellos que conocen a Cristo dirán que la muerte que sufrió el Señor Jesús en la cruz escapa toda imaginación humana. Si le preguntáramos a un musulmán por qué el Señor Jesús murió, diría que Jesús entregó Su vida en sacrificio por la verdad. Si le preguntáramos a un verdadero cristiano por qué Jesús murió, respondería que Él murió para llevar el pecado del mundo y hacerse maldición por amor al mundo. Sin embargo, debemos tener claro que conocer al Señor de esta forma no es lo suficiente elevado ni es acertado. Si le hiciéramos la misma pregunta a un cristiano más avanzado y más espiritual, diría: “El Señor Jesús no sólo llevó el pecado del mundo a la cruz, sino que también logró una gran liberación. Su vida, que estaba oculta dentro del cascarón humano que recibió por medio de María, fue liberada. Esto se debe a que la muerte de la cruz quebrantó Su cascarón humano y rasgó el velo de Su cuerpo físico. De este modo, la vida del Señor fue liberada en la cruz”.

Mientras el Señor estaba en la cruz, un soldado le traspasó el costado con una lanza, e inmediatamente de su costado brotó sangre y agua (Jn. 19:34). La sangre nos indica que Él llevó nuestros pecados y nos redimió. Por lo tanto, la muerte del Señor Jesús fue una muerte redentora, como lo indica la sangre. Sin embargo, en la cruz no sólo brotó la sangre, sino también el agua. El agua alude a la vida. La muerte del Señor no sólo logró que se efectuara la redención, sino que también fuera liberada la vida. Para que Él, como grano de trigo, pudiera ser multiplicado a treinta, a sesenta y a ciento por uno, tenía que pasar por la experiencia de la muerte. Si no hubiese muerto, habría seguido siendo un solo grano; pero puesto que murió, la vida contenida en este grano entró en muchos granos. Él era una simiente que estaba llena de vida. Si no hubiese muerto, Su vida habría permanecido solamente en Sí mismo y no habría podido entrar en Pedro, Jacobo, Juan y los demás discípulos, y en todos aquellos que creyeron en Él. No debemos decir que el tiempo es demasiado largo y que el espacio es demasiado vasto. Si Él no hubiese muerto, Su vida se habría quedado únicamente en Sí mismo y no podría haber entrado en los discípulos. Si Él no hubiese muerto, habría podido andar con los discípulos, mas no podría vivir en ellos.

Lamentablemente, los discípulos conocían la preciosa presencia del Señor únicamente mientras estaba con ellos, pero jamás se les ocurrió que el Señor entraría en ellos y que se mezclaría con ellos. El Señor deseaba entrar en ellos y ser su vida. Fue por eso que dijo que de un bautismo tenía que ser bautizado, es decir, que tenía que padecer la muerte. El Señor sentía que la muerte era una gloria y una liberación, pero los discípulos del Señor estaban tristes. ¿Por qué? Debido a que el Señor tenía que morir. Inicialmente eran trece: el Señor Jesús y los discípulos; si el Señor muriese, ellos sentían que se quedarían como huérfanos. Sin embargo, el Señor les dijo que no se entristecieran porque en tan sólo tres días Él regresaría y estaría en medio de ellos. No sólo estaría en medio de ellos, sino que además entraría en ellos y permanecería en ellos. Antes de eso, si los discípulos estaban en Galilea y el Señor estaba en la tierra de Judea, Él no podía estar con ellos porque se lo impedía Su cascarón humano. Sin embargo, después de que el Señor murió, Su vida fue liberada de Su interior, y después de Su resurrección esta vida entró en todos aquellos que creyeron en Él.


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