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Terreno genuino de la unidad, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3873-8
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CAPÍTULO CINCO

DISFRUTAR A CRISTO CON DIOS
EN EL TERRENO DE LA UNIDAD

Lectura bíblica: Dt. 12:5-7, 13-14, 17-18; 1 Ti. 3:15b-16a; He. 10:25; Sal. 23:6; 27:4; 36:8-9; 42:4; 43:3-4; 66:13, 15; 84:1-8, 10-12; 92:10, 13-14; 133:1-3

Deuteronomio 12 es un capítulo que contiene muchas riquezas. Según los versículos 2 y 3, los hijos de Israel tenían que destruir los centros de adoración, los ídolos, las imágenes y los nombres. Los ídolos hoy en día se encuentran no sólo en los centros paganos de adoración, sino también en el catolicismo, en el protestantismo y en los grupos independientes cristianos. Si recibimos luz de esta porción de la Palabra, destruiremos, espiritualmente hablando, todos los lugares, los ídolos y los nombres.

Los centros paganos de adoración se encontraban situados frecuentemente en los montes altos o en los collados o debajo de los árboles frondosos (v. 2). Los montes altos y los collados representan la exaltación de algo que no es Cristo, y los árboles frondosos representan las cosas que son hermosas y atractivas. Los numerosos centros de adoración que hay en el cristianismo actual, exaltan algo que no es Cristo. En principio, estos centros de adoración están en un monte alto o en un collado, es decir, en los lugares altos. Sin embargo, el pueblo de Dios debía acudir únicamente al monte de Sión, al único lugar escogido por Dios para la adoración corporativa. La adoración que se ofrecía en los lugares altos fue un factor en la dispersión que hubo entre los hijos de Israel.

En principio, debemos destruir todos los lugares, los ídolos y los nombres. Hacer esto es hacer lo que es recto a los ojos del Señor. Pero si insistimos en elegir por nosotros mismos, haremos lo que es recto a nuestros propios ojos. Debemos temer al Señor e ir al lugar que Él ha escogido.

EL CAMINO DE LA DIVISIÓN

El cristianismo ha seguido al mundo al tomar el camino de la división. Desde la época de Babel, las personas del mundo han sido divisivas. Estas personas causan división debido a que ellas insisten en su propia elección o preferencia. Por esta razón, la sociedad humana hoy es enteramente divisiva. La iglesia debe ser diferente. En la iglesia no debe haber división, ya que es el único lugar escogido por Dios. Esto significa que la iglesia no debe seguir las costumbres de las naciones ni las prácticas paganas de la sociedad humana. Sin embargo, a partir del segundo siglo, la iglesia se dividió por asuntos tales como las opiniones acerca de la Persona de Cristo. Las diferentes escuelas de Cristología, es decir, el estudio de la Persona de Cristo, se convirtieron en “montes altos” y “collados”. Así pues, la iglesia se dividió no principalmente por cosas malignas, sino principalmente por cosas buenas, incluso por opiniones acerca de Cristo.

Como ya sabemos, en los siglos que siguieron la Reforma, el cristianismo ha tenido centenares de divisiones. Después de la segunda guerra mundial, los grupos independientes comenzaron a proliferarse en los Estados Unidos. En 1963 me dijeron que sólo en el sur de California había más de mil grupos libres. La historia del cristianismo comprueba que la división ha sido el aspecto más destacado que el cristianismo ha adoptado del mundo. La práctica pagana de la división, la práctica de seguir nuestra propia elección, gusto o preferencia, se encuentra en todo el cristianismo. Incluso entretener el pensamiento de división es seguir el camino del sistema pagano, la práctica divisiva que es según las costumbres de las naciones.

Cuando los hijos de Israel entraron en la buena tierra, encontraron centros paganos de adoración en todas partes. En algunos lugares había altares, en otros lugares había columnas dedicadas, símbolos de madera, y en otros lugares había incluso imágenes grabadas de dioses paganos. La tierra de Canaán estaba llena de ídolos. Por tanto, Dios les ordenó a los hijos de Israel que destruyeran todas estas cosas y que acudieran al único lugar que Él había escogido. En principio, hoy en día debemos hacer lo mismo.

Muchos cristianos en la actualidad, buscan la supuesta iglesia de la misma manera que se compran un par de zapatos. Ellos van de una zapatería a otra hasta encontrar algo que les gusta. Algunos cristianos pasan años yendo de un lugar de adoración a otro, continuamente buscando un lugar que les agrade o que satisfaga sus deseos. Dichos cristianos son viajeros entre las iglesias. Yo también hice algunos viajes de ese tipo antes de venir a la vida de iglesia; pero cuando llegué a la iglesia en el recobro del Señor, mis viajes se acabaron. Sabía que había llegado al lugar escogido por Dios.

Deuteronomio 12:5 dice: “Sino que el lugar que Jehová, vuestro Dios, escoja entre todas vuestras tribus, para poner allí Su nombre y habitar en él, ése buscaréis, y allá iréis”. Cuando los hijos de Israel entraron en la buena tierra, no debían seguir la práctica de las naciones. No podían elegir el lugar según sus preferencias; más bien, tenían que ir al único lugar escogido por Dios. Como se revela en otros libros del Antiguo Testamento, este único lugar era el monte de Sión que estaba en Jerusalén, el lugar donde el templo, la casa de Dios, fue construido.


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