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Significado del candelero de oro, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1338-4
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EL CANDELERO DE ORO ES EL DIOS TRIUNO

El candelero de oro también representa al Dios Triuno. El candelero de oro tiene una caña con seis brazos que salen de sus lados, tres brazos al lado derecho y tres al izquierdo. El número tres alude al Dios Triuno. Además, en la caña y los brazos del candelero hay tres componentes —las copas, los cálices y las flores— que también aluden al Dios Triuno. Además, hay otras características que muestran que el candelero de oro representa al Dios Triuno.

Su sustancia representa a Dios el Padre

El candelero de oro está hecho de oro puro, sin impureza alguna. En la tipología bíblica, el oro denota la naturaleza divina. Así como la sustancia de una mesa es madera y la de un libro es papel, la sustancia del candelero de oro es oro. El oro representa la naturaleza de Dios. A excepción del oro, toda clase de metal se corroe fácilmente. La naturaleza de Dios es como el oro, el cual es único, puro, inoxidable y no cambia. Por lo tanto, la sustancia del candelero representa a Dios el Padre; así, vemos en el candelero de oro la sustancia, la naturaleza, de Dios el Padre.

Su forma representa a Dios el Hijo

El candelero de oro es una base con forma, la cual representa a Cristo. Cristo es la corporificación de Dios, y en El habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Col. 2:9). Por lo tanto, en el candelero no sólo vemos la sustancia, la naturaleza, sino también la forma. Una pepita de oro, al igual que un pedazo o trozo de oro, no posee forma definida. Sin embargo, el talento de oro del candelero no es una masa indefinida, sino que posee forma, la cual representa al Cristo encarnado. En el Cristo encarnado, quien es la corporificación de Dios, habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad. Por lo tanto, aquí vemos la naturaleza de Dios el Padre en la forma de Dios el Hijo.

Su expresión representa a Dios el Espíritu

El candelero de oro tiene siete lámparas. ¿Qué son estas siete lámparas? El Antiguo Testamento no da una explicación completa de esto. Aunque el libro de Zacarías ofrece una respuesta parcial, ésta no es lo suficientemente clara. Zacarías 4 dice que las siete lámparas del candelero son los siete ojos de Dios. Hoy en Su administración y operación, Dios tiene siete ojos. A muchos cristianos les gusta usar ilustraciones para expresar temas espirituales, pero nunca he visto un cuadro que muestre que Dios tiene siete ojos. Según nuestro concepto, ¿cuántos ojos tiene Dios? Todos diríamos que El tiene dos ojos; sin embargo, la Biblia dice que Dios tiene siete ojos. Es imposible tomar los siete ojos, separarlos de Dios y “suspenderlos en el aire”. Por consiguiente, ya que las siete lámparas son los siete ojos de Dios, las siete lámparas son Dios mismo. Debemos ver que los candeleros de oro son Dios mismo.

La Biblia no es tan sencilla. Al analizar el libro de Apocalipsis, vemos que las siete lámparas no sólo son los siete ojos, sino también los siete Espíritus de Dios. Las siete lámparas son los siete ojos, los siete ojos son los siete Espíritus de Dios, y los siete Espíritus de Dios son el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios, y el Espíritu de Dios es uno. Entonces, ¿por qué Apocalipsis habla de siete Espíritus? Comparemos esto con una bombilla eléctrica que tiene tres grados de intensidad luminosa. Si no queremos mucha luz, accionamos el interruptor al primer grado; pero si necesitamos más luz, pasamos al segundo o tercer grado de iluminación. El Espíritu de Dios es la lámpara de Dios. En las tinieblas más espesas, es necesario intensificar la luz siete veces. La época en la que Juan escribió el libro de Apocalipsis era muy oscura. Hoy, ¿necesitamos un Espíritu o los siete Espíritus? ¡En la actualidad hay mucha oscuridad! Por eso necesitamos el Espíritu siete veces intensificado. ¿Cuánta luz tenemos hoy en las iglesias locales? ¡La luz está intensificada siete veces! Muchos pueden testificar que desde que vinieron a la iglesia han estado bajo el constante resplandor de esta luz. Esta luz no es débil como la luz de una luciérnaga, de un cerillo o de una vela. Actualmente, la luz que resplandece en las iglesias locales está intensificada siete veces.

Por ejemplo, antes un hermano “devoto” podía golpear sin problema alguno a su esposa al regresar a casa después del servicio dominical. Pero ahora, al regresar a casa después de asistir a una reunión de la iglesia y encontrar que su esposa ha hecho algo indebido, en el instante que va a reprenderla, la luz brilla intensamente sobre él. La luz es tan intensa que su enojo se disipa. A veces el esposo le habla palabras toscas a su esposa, y cuando ella está a punto de contestarle, la luz brilla intensamente sobre ella. Por esta razón, muchos podemos testificar que desde que hemos llegado a la vida de iglesia, no tenemos tantos pleitos en casa. Esto no significa que no tenemos opiniones. Algunas veces cuando estoy a punto de opinar sobre alguien, la luz brilla y digo: “¡Oh Señor, te alabo! Todas las cosas, aun esta persona problemática, son mías. Te doy gracias y te alabo, Señor, que todas las cosas cooperan para bien para los que aman a Dios”. De esta manera no peleamos.

Por el contrario, en muchas reuniones de juntas directivas y líderes del cristianismo frecuentemente se suscitan pleitos, a veces abiertamente y otras veces en privado. Sin embargo, muchos de nosotros podemos testificar que no sucede así en las iglesias locales. ¡Le agradecemos al Señor por esto! La razón se debe a que en las iglesias la luz es muy intensa, y cuando estamos a punto de discutir, la luz resplandece no sólo en nuestros labios, sino también en lo más recóndito de nuestro ser. Esta luz siete veces intensificada es más potente que cualquier tipo de “rayos X”. Esto es cierto no sólo en cuanto a pleitos, sino también en muchos otros asuntos. En las iglesias locales la luz es fuerte debido a que ¡allí está el Espíritu siete veces intensificado!

La sustancia del candelero de oro es Dios el Padre, su forma es Dios el Hijo y su expresión es Dios el Espíritu. El Padre, el Hijo y el Espíritu están allí. Cuando el Señor Jesús anduvo sobre la tierra, El era el candelero de oro; dondequiera que iba, la luz resplandecía. Mateo 4 dice que cuando El fue a Galilea, una gran luz resplandeció sobre aquellos asentados en región y sombra de muerte (v. 16). Además, mientras anduvo sobre la tierra, Jesucristo poseía un cuerpo físico; no obstante, tanto Su sustancia como Su naturaleza era Dios mismo, y Su expresión era el Espíritu. El Dios Triuno es el candelero de oro, y el candelero de oro es el Dios Triuno.


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