Cristo como la realidadpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-3063-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Segundo, en estos versículos podemos ver algo del aceite. Jesús nació del Espíritu, y el Espíritu hasta descendió sobre Él en forma de paloma. “Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre Él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres Mi Hijo, el Amado; en Ti me he complacido” (3:21-22). El Espíritu no descendió sobre Él en forma abstracta, sino con una forma definida. Él estaba lleno del Espíritu, fue guiado por el Espíritu y llevado en el poder del Espíritu: “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto [...] Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea” (4:1, 14). Él aun fue ungido por el Espíritu: “El Espíritu del Señor está sobre Mí, por cuanto Me ha ungido...” (v. 18). En la humanidad de Jesús, como la harina fina, está el Espíritu como el aceite que lo unge, se mezcla con Él y lo satura.
También podemos ver algo del olíbano fragante en estos versículos. Jesús era tan fragante y dulce. Es muy difícil traducir esta palabra olíbano. Algunas versiones traducen esto como algo que produce descanso y satisfacción. No es sólo dulce y fragante, sino que proporciona descanso y paz. En estos versículos vemos que Jesús es realmente el olíbano fragante. Él tiene la fragancia de la resurrección. Cuando Jesús estaba siendo arrestado, Pedro fue osado y con su espada le cortó la oreja a uno de los esclavos. Pero el Señor dijo a Pedro: “Basta ya; dejad. Y tocando su oreja, le sanó” (22:51). Jesús detuvo la espada y restituyó la oreja. Esto no fue algo natural; ésta es la fragancia de Su resurrección. En la hora de Su mayor prueba, el Señor no aceptó ninguna protección; en vez de eso Él cuidó del que estaba sufriendo.
En estos versículos podemos ver la harina fina, el aceite, el olíbano y también la sal. Cuando la gente quería hacer de Jesús alguien grande, Él se apartaba. Cuando lo rechazaron, no los reprendió. Él podía haber destruido a los que llegaron a arrestarlo, al llamar a doce legiones de ángeles, pero no hizo nada (Mt. 26:53). Es más, Él sano la oreja de uno que vino a arrestarlo. ¿Qué es esto? Esto es poner a muerte al yo. En Él no había nada de corrupción ni fermentación; Él estaba sazonado con sal todo el tiempo. No importa en qué situación o circunstancia se encontrara, Él siempre estaba siendo muerto en Sus acciones y palabras. En Su vivir humano estaba la sal verdadera. Así pues, en Jesús vemos la harina fina, el aceite, el olíbano y la sal.
El Evangelio de Lucas es estratégico en mostrarnos la humanidad del Señor. Ésta es la razón por la que no encontramos estos versículos en los demás Evangelios. Estos versículos son únicos acerca de la humanidad de Jesús. Necesitamos orar-leer estos versículos al menos tres o cuatro veces y después ponerlos en práctica en nuestra vida diaria. Es sólo al alimentarnos de Su humanidad, revelada en estos versículos, que experimentaremos Su humanidad en nuestra vida diaria.
Lo que el Señor está buscando hoy son las iglesias locales en donde los santos adoren a Dios con sus experiencias de Cristo. Ésta es la verdadera ofrenda a Dios. Necesitamos experimentar a Cristo en nuestro andar diario, y debemos aprender a cocinar y preparar a Cristo para traerlo a las reuniones como un presente para Dios. Todas las tortas, hojaldres y porciones de la ofrenda de harina eran preparadas y cocidas en las casas, y después se traían a la Tienda de Reunión. Sucede lo mismo con nosotros. Día tras día debemos laborar en Cristo, es decir, experimentarlo, disfrutarlo, aprehenderlo y cocinarlo un poco. Entonces tendremos algo que podemos traer a la reunión a fin de presentarlo a Dios. Ésta es la verdadera adoración y éste es el verdadero recobro de la vida de iglesia en todas las localidades. No se trata simplemente de reunirnos, sino de reunirnos con Cristo como toda clase de ofrendas. Esto es lo que nos hace permanecer en unidad, y es también por esto que ofrecemos nuestra adoración a Dios. Esto es algo completamente distinto a lo que llaman servicio cristiano hoy en día. Que el Señor tenga misericordia de nosotros para que le seamos fieles a Él en este asunto.
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