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Visión del edificio de Dios, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6775-2
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Actualmente disponible en: Capítulo 1 de 19 Sección 3 de 5

EL DESEO DE DIOS

Todos los buenos estudiantes de la Biblia están de acuerdo en que el salmo 8 es una continuación de Génesis 1. Noten que el salmista no empezó este salmo declarando: “Oh Jehová, Señor nuestro, / ¡cuán excelente es Tu nombre / en todos los cielos!”. No, él no hizo hincapié en los cielos, sino que en vez de ello dijo: “¡Cuán excelente es Tu nombre / en toda la tierra!”. Creo que el salmista estuvo meditando durante la noche cuando escribió este salmo. Siendo un ser humano como nosotros, él miró los cielos creados por Dios, la luna y las estrellas; y mientras miraba los cielos, no exclamó: “¿Qué es el ángel, para que te acuerdes de él?”, sino que preguntó: “¿Qué es el hombre mortal?”. No entiendo este maravilloso razonamiento. El salmista estaba mirando los cielos, pero de repente dirigió su atención al hombre y a la manera en que Dios cuida de esta tierra. Les hago notar estos versículos sólo a modo de ejemplo para mostrarles que en el pensamiento del salmista había quizás lugar para los ángeles, pero en el concepto divino, la posición del hombre era mucho más importante. Y para Dios, la tierra es mucho más importante que los cielos. Al final de este salmo, Dios es nuevamente alabado por la excelencia de Su nombre en toda la tierra.

LA EXPRESIÓN Y REPRESENTACIÓN DE DIOS

El cielo y la tierra son la esfera y ámbito de la creación de Dios, con tantas cosas creadas que conforman el entorno. Pero la tierra, con el hombre como centro, es la principal preocupación de Dios. ¿Por qué Dios necesita al hombre como el centro de Su creación? Porque el hombre es la expresión y autoridad de Dios. Si nosotros estamos familiarizados con todas las Escrituras, veremos claramente que el profundo deseo que Dios tiene es el de ser expresado y, más aún, el de ser representado por medio del hombre sobre la tierra. Dios existe en este universo, pero ¿quién le ha visto? El deseo profundo de Dios es ser expresado, no por Sí mismo sino por medio del hombre. El Nuevo Testamento revela este gran misterio: Dios manifestado en la carne, en un hombre. Sabemos que Dios es real, pero ningún hombre le ha visto jamás. Sin embargo, Él ahora ha sido expresado por medio de la humanidad. Dios de continuo desea expresarse a Sí mismo, usando al hombre como Su vaso y Su representante sobre la tierra.

Dios nunca dispuso que cualquier otra cosa fuese Su representante, poseyendo Su autoridad. Entre las millones de cosas de Su creación, Dios dispuso que el hombre fuese Su único representante sobre la tierra. Es por eso que el hombre fue expresamente hecho a la imagen de Dios y le fue confiada la autoridad de Dios.

Si usted tiene la imagen de Dios, entonces puede expresarlo. Usted es una foto, una reproducción de Dios. El hombre existe para un solo propósito, y ése es expresar a Dios. Pero esta expresión sólo es posible cuando en realidad nos parecemos a Dios. Cuando tengamos la semejanza de Dios, lo expresaremos a Él y tendremos Su autoridad y Su dominio. Ésta es la intención de Dios con respecto a nosotros. Más adelante, definiremos el propósito de Dios en el sentido de ser expresado por medio del hombre y representado por el hombre. Por el momento, nuestro objetivo es mostrar claramente que la intención de Dios en la creación era obtener un hombre que fuese Su expresión.

EL CONCEPTO DE EDIFICACIÓN QUE DIOS MANIFESTÓ
EN LA CREACIÓN DEL HOMBRE

El pensamiento de la edificación está presente en Génesis 1. Dios dijo: “Hagamos al hombre a Nuestra imagen [...] y ejerzan dominio...”. Dios primero menciona el hombre en forma singular, pero luego en referencia al hombre Él usa el verbo en plural ejerzan. En aquel entonces, ¿creó Dios un solo hombre o muchos hombres? La respuesta es que cuando Dios creó al hombre, no creó un hombre individual sino un hombre colectivo, incluyéndolo a usted. Dios lo creó a usted y a todo el linaje humano en Adán. Por lo tanto, el hombre que Dios creó es colectivamente singular.

El viejo hombre, Adán, le falló a Dios. Por esta razón, Dios tuvo que crear otro hombre, un nuevo hombre en Cristo. Así que, vuelve a surgir la misma pregunta: ¿Es este nuevo hombre una sola persona o muchas? Nuevamente, debemos responder que el nuevo hombre también es uno solo. Por lo tanto, desde la perspectiva de Dios, sólo existen dos hombres en el universo: el viejo hombre y el nuevo hombre. Todos los que están en Adán pertenecen a ese viejo hombre y todos los que están en Cristo pertenecen al nuevo hombre. El Nuevo Testamento afirma que Cristo creó en Sí mismo de dos pueblos, judíos y gentiles, un solo y nuevo hombre (Ef. 2:15). Además, nos dice que este nuevo hombre es el Cuerpo de Cristo (v. 16). Por consiguiente, este nuevo hombre es un hombre colectivo.

¿Son entonces los cristianos uno o muchos? En 1 Corintios 10:17 se nos dice que nosotros somos muchos, pero que a la vez somos un solo pan, un solo Cuerpo. Somos muchos, pero al mismo tiempo somos uno, colectivamente uno, y debemos ser edificados como una sola entidad.


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