Información del libro

Cómo reunirnospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6637-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 13 de 23 Sección 3 de 3

ESTA UNIDAD SE HACE REAL DE MANERA
PRÁCTICA EN EL ESPÍRITU

En términos prácticos, ¿cómo es que esta unidad se hace real de manera práctica entre nosotros? Únicamente al estar nosotros completamente en el Espíritu y en nuestro espíritu. Cristo se encarnó, fue crucificado, resucitó, fue glorificado y entronizado; y después de todo esto, este Cristo admirable fue hecho el Espíritu vivificante y todo-inclusivo. Este Cristo maravilloso, este Espíritu todo-inclusivo, ha venido a morar en nuestro espíritu (2 Ti. 4:22), y hoy en día Él es un solo espíritu con nosotros. Siempre que decimos: “Oh Padre”, Él dice: “Oh Padre”. Siempre que decimos: “¡Aleluya!”, ésta es también Su expresión; este aleluya es también Su aleluya. Pero debemos tener la seguridad de que estamos en el espíritu, de que hablamos y cantamos en el espíritu. Si no hablamos ni cantamos en el espíritu, Él no es quien habla o canta. Por un lado, tenemos que renunciar a todo formalismo, ritual y muerte; por otro, tenemos que ser cuidadosos y no abusar de nuestra libertad, o sea, no alabar a la ligera. Debemos cerciorarnos de que siempre que decimos: ¡Aleluya!, estamos en el espíritu.

LA VOZ DE ALABANZA

Apocalipsis 14:2-3 nos dice que el apóstol Juan oyó una voz en los cielos que cantaba un cántico nuevo. Esta voz, él nos dice, era como el estruendo de muchas aguas. Esta expresión denota un gran ruido. Luego él nos dice que aquella voz era como sonido de un gran trueno. ¿Qué es esto? Que el sonido fuese como de trueno no solamente denota un gran ruido, sino que en este sonido se oye algo majestuoso. Nuestras alabanzas, nuestros aleluyas, tienen que ser un gran ruido, pero en este gran ruido también se debe percibir algo majestuoso que conlleva un peso espiritual. No debiéramos dar la impresión de superficialidad o ligereza en nuestra alabanza. Pero esto no es todo; existe un tercer aspecto. Juan también dice que esta voz era como de arpistas que tocaban sus arpas. Esto quiere decir que la voz de la alabanza es musical, armoniosa y placentera en gran manera. Por un lado, es un sonido muy ruidoso y majestuoso; por otro, rebosa música y armonía. ¿Pueden imaginar esto? Estoy persuadido de que si obedecemos al Espíritu vivificante que mora en nuestro espíritu, Él producirá esto. En nuestras reuniones, en cierto sentido seremos muy ruidosos, pero en otro sentido también seremos majestuosos, llenos de la majestuosidad divina y celestial. Nuestra alabanza será placentera para todos los oyentes, tal como el sonido de arpistas que tocan sus arpas.

No queremos ser formalistas, fundamentalistas ni pentecostales; lo que deseamos es ser personas verdaderamente espirituales. No nos interesan las prácticas formalistas o fundamentalistas, ni tampoco las llamadas manifestaciones pentecostales. Ahora el Señor está recobrando entre nosotros algo genuino, algo verdaderamente espiritual. En el principio, la iglesia primitiva difería mucho del cristianismo de hoy. En aquel tiempo todos los creyentes se reunían con corazones abiertos y espíritus liberados, con cánticos y alabanzas en el espíritu, y eran uno con el Señor. Cuánto necesitamos cantar alabanzas en el espíritu y cuánto necesitamos ser cultivados en el espíritu. Muchos de nosotros hemos aprendido a liberar nuestro espíritu, pero todavía nos falta aprender otra lección en otro aspecto. No debiéramos estar atados, ni tampoco debiéramos hacer mal uso de nuestra libertad. Tenemos que estar liberados, pero también tenemos que ser restringidos en cierto modo; poseemos la libertad, mas no debemos abusar de ella. Es fácil hacer ruido, mas no es tan fácil hacerlo de una manera majestuosa y armoniosa. Si todos aprendemos a estar en el Espíritu, sin ser pentecostales o fundamentalistas, sino siendo personas espirituales, entonces nuestra alabanza será de esta índole. Tal ejercicio no solamente es necesario para las reuniones, sino también para nuestra vida diaria. Todos los días podemos poner en práctica el ejercicio de nuestro espíritu; podemos ejercitarnos cantando alabanzas al Señor, no de una manera emotiva, sino de una manera espiritual, con el fin de liberar nuestro espíritu, y no con el fin de liberar nuestras emociones. Al ejercitarnos de tal modo, sabremos distinguir entre ser emotivos y ser espirituales. Sabremos distinguir entre ser liberados y abusar de nuestra libertad; sabremos distinguir entre lo que es mero ruido y el ruido majestuoso y armonioso. Si aprendemos esta lección día tras día, las alabanzas que surjan al reunirnos serán maravillosas.

Muchos de nosotros en las iglesias locales apenas estamos comenzando a aprender cómo reunirnos. Somos apenas aprendices. Fuimos liberados de la atadura que representa la vieja manera de reunirse, pero todavía no hemos adquirido la suficiente experiencia ni hemos sido cultivados en la nueva manera de reunirse en el espíritu. Para esto es necesario que nos ejercitemos más y más. No se detengan cuando se trata de alabar al Señor, temiendo no estar en el espíritu. Den sus aleluyas en voz alta. Si uno persevera en gatear, terminará por aprender a caminar. Pero no debieran estar tan confiados pensando que vuestro andar es correcto ciento por ciento. Por un lado, tienen que ejercitarse; por otro, deben estar dispuestos a aprender las lecciones apropiadas. Pueden gatear todo lo que quieran, pero no vayan a creer que están andando apropiadamente. Todavía es necesario que sean puestos a prueba.

Tengo la convicción de que el Señor nos hará avanzar más y más hasta que alcancemos cierto grado de madurez. Les reitero que no nos gusta ser formalistas, fundamentalistas ni pentecostales; simplemente queremos ser personas muy sencillas en el espíritu. Esto requerirá que nos ejercitemos constantemente, que recibamos mucha gracia y seamos muy humildes y pacientes. Para esto también es necesario que amemos al Señor y nos amemos los unos a los otros. Entonces avanzaremos, y llegará el día en que siempre que nos reunamos nuestra alabanza será muy ruidosa, pero al mismo tiempo divinamente majestuosa y celestialmente armoniosa. Ésta es la manera apropiada de reunirnos.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top