Constitución y la edificación del Cuerpo de Cristo, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-858-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Cristo como la semilla de la vida divina y los creyentes como la tierra humana cultivable, llegan a ser uno para producir el elemento orgánico que constituye la iglesia (Ef. 1:22). La iglesia no es meramente un grupo de cristianos congregados para formar una organización. No es una entidad religiosa en la sociedad. La iglesia es Cristo que vive en usted, en mí y en millones de otros cristianos. Este Cuerpo vivo, esta entidad viva, es el Cuerpo de Cristo, el cual es la iglesia. Por lo tanto, la iglesia es una constitución que tiene a Cristo como su constituyente.
Al sembrarse a Sí mismo en los creyentes, Cristo hace de la iglesia el Cuerpo de Cristo con el Espíritu como esencia del Cuerpo, el Señor como elemento del Cuerpo, y Dios el Padre como fuente del Cuerpo —el Dios Triuno— como su contenido (Ef. 1:23; 4:4-6). Cristo hoy como la semilla de vida divina es el Espíritu, el Señor y también Dios el Padre. La Trinidad Divina hoy está en nosotros como nuestro contenido. Tengo la carga de mostrarles que la iglesia no es algo externo. Por supuesto la iglesia no es un edificio. Pero tampoco es meramente un grupo de cristianos que se reúnen. De hecho, la realidad de la iglesia es Cristo que vive en nosotros como Espíritu, como Señor y como Dios el Padre. Cristo mismo es el contenido de la iglesia.
Puesto que Cristo mismo es el contenido de la iglesia, El llega a ser el Cuerpo (1 Co. 12:12). ¿Qué es la iglesia? La iglesia es Cristo multiplicado, agrandado. Por tanto, Cristo mismo es la iglesia. Además, la iglesia como Cuerpo de Cristo es el nuevo hombre, y Cristo es todos los miembros del nuevo hombre (Col. 3:10-11). Cristo es el Cuerpo, y Cristo es cada miembro del nuevo hombre.
Puesto que Cristo es tanto el Cuerpo como cada miembro del nuevo hombre, la iglesia es en realidad el organismo del Dios Triuno procesado y consumado. Nosotros los seres humanos tenemos cuerpo, cuerpo vivo y orgánico, que es un organismo que nos expresa. Si yo no tuviera cuerpo, tendría que estar aquí como fantasma. Luego mis palabras les espantarían. Pero tengo un organismo muy bueno que me expresa, el cual es mi cuerpo. Cuando usted ve mi cuerpo, dice: “Este es el hermano Lee”. Esto es lo que hace un organismo. Del mismo modo, la iglesia es el organismo del Dios Triuno, el cual lo manifiesta y lo expresa como Su plenitud, Su expresión corporativa (Ef. 3:19-21).
Este organismo tiene su consumación en la Nueva Jerusalén, primeramente en el reino milenario en pequeña escala (Ap. 2:7; 3:12), y por último, en el cielo nuevo y la tierra nueva en gran escala (Ap. 21:1-3, 9-21; 22:1-2). De hecho, la Biblia entera habla en su mayor parte de este organismo. La revelación divina de la Biblia empieza con Dios (Gn. 1:1) y tiene su consumación en la Nueva Jerusalén (Ap. 21:2). El primer asunto tratado en la Biblia es Dios, y el último es la Nueva Jerusalén. Entre los dos está Cristo y la iglesia. La Biblia nos enseña acerca de Dios, quien tiene Su consumación en la Nueva Jerusalén por medio de Cristo y la iglesia. Esta es la Biblia.
Según los puntos mencionados antes, podemos ver que nosotros los cristianos, como miembros del Cuerpo de Cristo, somos personas especiales. Pero, muchos cristianos no alcanzan el nivel de Dios en conformidad con lo que la Biblia dice en cuanto a los creyentes. Para la mayoría de los cristianos, la meta de la vida cristiana es aprender de la Biblia y mejorar el carácter y la conducta para agradar a Dios, glorificarlo y salvar a pecadores por medio de la predicación del evangelio de Dios, etc. Pero tengo que decirles, esto no alcanza el nivel de la intención de Dios en Su redención eterna y salvación completa. Un cristiano debe ser uno que principalmente vive a Cristo (Fil. 1:20-21) para la constitución del Cuerpo de Cristo, el cual se engrandece y se constituye de todos los verdaderos creyentes, con Cristo como su elemento de vida (Ro. 12:5).
La revelación divina de toda la Biblia nos revela que Dios en Su economía eterna quiere tener un Cuerpo orgánico para Cristo. Por eso, El creó al hombre a Su propia imagen y conforme a Su semejanza (Gn. 1:26-27). Por esta razón tuvo la intención de ser la vida del hombre (Gn. 2:9). Con este propósito, El se encarnó para ser un hombre y unirse con él a fin de ser así una sola entidad. Por eso logró Su eterna redención mediante la crucifixión y llevó a cabo Su salvación completa por medio de la resurrección. Con este fin se derramó como el Espíritu todo-inclusivo y consumado para que la iglesia como Cuerpo de Cristo sea constituida. Por eso, El nos escogió, nos predestinó, nos llamó, nos redimió, nos salvó y nos regeneró consigo mismo como nuestra vida en Cristo, para que fuéramos los miembros orgánicos del Cuerpo de Cristo. Con este mismo propósito El nos está santificando, renovando y transformando para el crecimiento y la edificación del Cuerpo de Cristo. Por medio de esto podemos tener una visión clara para ver que la intención de Dios en Su economía eterna consiste en que nosotros cultivemos a Cristo, lo vivamos y lo magnifiquemos, para que maduremos en Cristo a fin de llegar a la medida de Su estatura y ser edificados mediante la transformación en la medida de Su plenitud (Ef. 4:11-16).
El apóstol Pablo, cuando era Saulo, estaba equivocado al tener como meta principal de su vida guardar la ley de Dios. Después de ser salvo y de ser regenerado, la meta principal de su vida fue corregida y cambiada de guardar la ley a vivir a Cristo. El vio que estaba crucificado junto con Cristo y que ya no vivía él, sino que Cristo vivía en él (Gá. 2:20). Así que, se esforzaba para vivir a Cristo a fin de que Cristo fuese magnificado en él (Fil. 1:20-21) para la edificación del Cuerpo de Cristo (Col. 1:24) y el cumplimiento de la economía eterna de Dios (Ef. 3:9-10).
Ser cristiano depende principalmente de vivir a Cristo para que sea constituido y edificado el Cuerpo de Cristo. Esta es la realidad del recobro del Señor en esta época. Si no tenemos a Cristo como el elemento de vida para la constitución del Cuerpo de Cristo, y si no tenemos al Cuerpo de Cristo como la expresión plena del Cristo todo-inclusivo, el recobro de hoy llegará a ser un cero. No considere a la iglesia meramente según las enseñanzas y prácticas externas, en cuanto a los asuntos de las iglesias locales, la iglesia universal, la autonomía local o según esto o aquello. La iglesia en su realidad no está en esa esfera. La iglesia está totalmente relacionada con Cristo a quien vivimos y a quien magnificamos. Si usted vive por usted mismo, no es ni la iglesia universal ni una iglesia local. Pero si vivimos a Cristo, El lo es todo, la iglesia universal y la iglesia local. ¿Por qué hay tantas divisiones hoy? Simplemente porque la gente habla de doctrinas y prácticas en cuanto a la iglesia, pero pasan por alto el vivir de Cristo. Si vivieran a Cristo, ninguna división vendría a la existencia.
Esta es la historia del Dios Triuno. Primeramente, la Biblia nos muestra que el Dios Triuno fue representado por el árbol de la vida. Luego vino en encarnación para ser un grano en la carne, quien murió y resucitó para producir los muchos granos. Por medio de la encarnación, crucifixión y resurrección Dios llegó a ser los muchos granos, los cuales somos nosotros. Como los muchos granos, somos molidos a harina para hacer un solo pan, y este pan es el Cuerpo de Cristo. El Cuerpo de Cristo es el nuevo hombre como organismo del Dios Triuno, el cual finalmente tiene su consumación en la Nueva Jerusalén. En la historia del Dios Triuno se ven siete figuras: el árbol de la vida, el grano de trigo, los muchos granos, un solo pan, el Cuerpo de Cristo, el nuevo hombre y la Nueva Jerusalén. Recuerden estas siete figuras, porque son el extracto mismo de toda la Biblia.
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