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Estudio-vida de Jeremías y Lamentacionespor Witness Lee

ISBN: 978-0-73636366-2
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Actualmente disponible en: Jeremías 3 de 40 Capítulo 3 de 44 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE JEREMÍAS

MENSAJE TRES

EL CONTENIDO INTRÍNSECO DE JEREMÍAS

Lectura bíblica: Jer. 2:13; Lm. 3:22-25; Jer. 23:5-6; 31:33-34

En el mensaje anterior hicimos notar que la Biblia entera, incluyendo el libro de Jeremías, fue escrito para la economía de Dios. Mi carga en este estudio-vida de Jeremías es que ustedes vean lo que el Señor me ha mostrado en la Palabra con respecto a la economía de Dios. Si ustedes ven esta visión, su vida será afectada, y el recobro del Señor será enriquecido. En este mensaje, siento la carga de hablarles sobre tres pasajes de Jeremías (2:13; 23:5-6; 31:33-34) y uno de Lamentaciones (3:22-25). La totalidad de los asuntos abarcados en estos versículos es la economía de Dios.

ISRAEL, EL ELEGIDO DE JEHOVÁ, COMETE DOS MALES

En Jeremías 2:13 tenemos las palabras que Dios habló a Israel, el elegido de Jehová, con respecto a los dos males cometidos por ellos.

Abandonar a Jehová, la fuente de aguas vivas

Jeremías 2:13 dice: “Dos males ha cometido Mi pueblo: / me han abandonado a Mí, / fuente de aguas vivas, / a fin de cavar para sí cisternas, / cisternas rotas, / que no retienen agua”. La intención de Dios en Su economía es ser la fuente, el origen, de aguas vivas a fin de satisfacer a Su pueblo escogido para su disfrute. La meta de este disfrute es producir la iglesia como aumento de Dios, el agrandamiento de Dios, para que ella llegue a ser la plenitud de Dios con miras a Su expresión. Éste es el deseo del corazón de Dios, Su beneplácito (Ef. 1:5, 9), en Su economía. El pleno desarrollo de este pensamiento está en el Nuevo Testamento, pero es sembrado como una semilla en Jeremías 2:13.

La economía de Dios consiste en que Él mismo se imparta como agua viva a fin de producir Su aumento, Su agrandamiento, para que sea Su expresión. Este pensamiento es desarrollado en los escritos de Juan. En Juan 1:1 y 14 vemos que la Palabra, la cual era Dios, se hizo carne, llena de gracia y de realidad. El versículo 16 dice más adelante: “Porque de Su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia”. En el capítulo 4 de Juan, el Señor Jesús habló a la mujer samaritana con respecto al agua viva (vs. 10, 14). En Juan 7:38 Él dijo: “El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. En Apocalipsis 21 y 22 tenemos una visión de la Nueva Jerusalén, la cual es la gran señal que representa el aumento de Dios para Su expresión. Apocalipsis 22:1-2 nos muestra que en la Nueva Jerusalén fluye el río de vida y que, en este río, crece el árbol de la vida como suministro de vida a fin de sostener y sustentar toda la ciudad. Lo que tenemos en los escritos de Juan es ciertamente el crecimiento de la semilla sembrada en Jeremías 2:13.

Este pensamiento es fortalecido por los escritos de Pablo. Por ejemplo, 1 Corintios 12:13 dice: “En un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo Cuerpo [...] y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”. Ser bautizados en el Espíritu es entrar en el Espíritu y perderse en Él; beber del Espíritu es recibir al Espíritu en nuestro interior y permitir que nuestro ser sea saturado de Él. En 1 Corintios 10:3-4 Pablo, valiéndose de tipos del Antiguo Testamento, no solamente habla de beber, sino también de comer: “Todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”. El alimento espiritual se refiere al maná (Éx. 16:14-18), el cual tipifica a Cristo como nuestro diario suministro de vida; la bebida espiritual se refiere al agua viva que fluyó de la roca hendida (Éx. 17:6), la cual tipifica al Espíritu, nuestra bebida todo-inclusiva, quien fluyó del Cristo crucificado y resucitado. El beber de Dios como agua viva tiene por finalidad la iglesia como Su aumento; nuestro beber tiene por finalidad producir Su agrandamiento, Su plenitud, para Su expresión.

Cavar para sí cisternas rotas que no retienen agua

En Jeremías 2:13 no solamente vemos algo positivo —la fuente de aguas vivas—, sino también algo negativo: que los hijos de Israel abandonasen esta fuente a fin de cavar para sí cisternas rotas, que no retienen agua. Este aspecto negativo indica que Israel, al igual que Adán en Génesis 3, había caído. Adán cayó al abandonar el árbol de la vida y volverse a otro árbol: el árbol del conocimiento del bien y del mal. Israel cayó al abandonar a Dios como fuente de aguas vivas y volverse a una fuente que no era Dios. Esta fuente es representada por las cisternas, las cuales fueron fruto de la ardua labor de Israel al cavarlas para sí.

Dios tenía la carga de que Israel bebiera de Él para llegar a ser Su aumento como Su plenitud a fin de que pudieran expresarle. Israel debería haber bebido de Dios como fuente de aguas vivas, pero en lugar de ello cometió dos males. El primer mal fue abandonar a Dios; el segundo mal fue cavar para sí cisternas que fuesen otra fuente para ellos. Sin embargo, estas cisternas estaban rotas y no podían retener agua. Esto indica que aparte de Dios mismo como fuente de aguas vivas, nada puede aplacar nuestra sed, nada puede satisfacernos. Nada aparte de Dios mismo impartido en nosotros como agua viva puede hacer de nosotros el aumento de Dios para Su expresión.


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