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Experimentamos a Cristo como las ofrendas para presentarlo en las reuniones de la iglesiapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1188-5
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Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 14 Sección 4 de 4

DIOS TAMBIEN COME PARTE
DE OTRAS OFRENDAS

Parte de la ofrenda de harina se presentaba como comida para Dios. Los sacerdotes tomaban la mayor parte como alimento para ellos. Pasaba lo mismo con la ofrenda de paz. Una parte era comida para Dios, otra la comía el oferente, y otra era comida para los sacerdotes que ministraban.

Aun la ofrenda por el pecado, las entrañas eran quemadas en olor fragante para Dios. Asimismo la ofrenda por las transgresiones. En el estudio-vida de Levítico, Números y Deuteronomio profundizamos en los detalles de todas estas ofrendas y podemos entender más claramente.

ALIMENTAMOS A DIOS

Quisiera dejar una profunda impresión con el hecho de que las reuniones de este pueblo tenían el fin exclusivo de alimentar a Dios. Al alimentar a Dios, ellos mismos eran nutridos. Su reunión no era más que un asunto de alimentación. Primero alimentaban a Dios, pero al hacerlo, también eran nutridos ellos. Le presentaban algo de comer a Dios, quien disfrutaba una parte, y lo demás lo debían comer ellos y disfrutarlo delante de El. Este es el significado de celebrar fiesta al Señor.

LA APLICACION DEL TIPO

Sabemos que la fiesta era un tipo. ¿Cómo podemos aplicarlo hoy? Es muy sencillo. Puesto que todos tenemos a Cristo, día tras día debemos reunirnos. Deuteronomio 16:16 revela que no debemos presentarnos con las manos vacías delante del Señor. Esto significa que no debemos acercarnos a Dios sin traer alguna ofrenda. Debemos presentarnos ante Dios como lo hicieron los hijos de Israel, con algo, con el producto de la buena tierra. Estos son los holocaustos, los diezmos, las ofrendas voluntarias y los votos. Debemos llevar a la reunión todas estas ofrendas para Dios. Cada vez que asistimos a la reunión, debemos estar conscientes de que Cristo nos acompaña. No vayamos a la reunión con las manos vacías.

LAS MANOS LLENAS DE CRISTO

En nuestro estudio-vida de Exodo vimos que santificar a los sacerdotes para que sirvan a Dios significa poner algo en sus manos, lo cual significa que sus manos deben estar llenas de ofrendas, es decir, de Cristo. Debemos ir a la reunión acompañados de Cristo. ¿Puede uno decir que no tiene a Cristo? Quizás digamos que no tenemos mucho de El, pero sí tenemos algo. Esto es lo que podemos ofrecer.

Cuando asistimos a la reunión, debemos recordar que Dios nos exige que llevemos algo de Cristo como comida para El, para nosotros y para todos los santos que están en la reunión. Debemos alimentarlos con Cristo. Por lo menos tenemos alguna medida de Cristo. Usted debe llevar consigo a la reunión todo lo que tenga de El. Aunque Cristo es inagotable, uno debe aportar todo lo que tenga de El. Es como cuando tenemos un banquete de amor. Nos avergonzamos de llegar a un banquete de amor con las manos vacías y el estómago listo para comer. Debemos llegar al banquete de amor con algo en las manos. Basta con traer algunos bocadillos o jugos de frutas. No debemos presentarnos sin nada.

Basándonos en este principio, el tiempo de nuestra reunión nunca será suficiente. Esta es la razón por la cual dividimos a menudo nuestras reuniones en asambleas en los hogares, para que cada uno tenga más tiempo de alimentar a Dios, a los demás y a sí mismo. Eso no es común hoy entre el pueblo de Dios. Hoy en día en los servicios que celebran los cristianos, hay muy poca nutrición, y todo se limita a un sermón. Pero cuando nos reunamos, debemos traer con nosotros a Cristo. Al entrar en la reunión, no tenemos que esperar, ya que perderíamos la oportunidad de participar. De in mediato debemos alimentar y servir a Dios con Cristo.

Incluso los jóvenes pueden llevar consigo a Cristo al entrar en la reunión para servirlo a Dios. Podemos ofrecer una oración breve o un pequeño testimonio. Indudablemente podemos dar un testimonio en cada reunión. Si todos ofreciésemos una alabanza corta, una oración breve, un testimonio, agotaríamos todo el tiempo de la reunión, pero habría mucha nutrición.

ABRIMOS LA BOCA PARA SER LLENOS

Entonces ¿cómo deberíamos alabar, orar o dar un testimonio? Yo aconsejaría que hiciéramos a un lado el método. Sólo recordemos que debemos abrir la boca para participar en la reunión. La Biblia nos promete que cuando abramos la boca, El nos la llenará (Sal. 81:10).

Puedo atestiguar que con frecuencia he dado mensajes sin tener previamente la menor idea de lo que iba a decir. Pero cuando abrí la boca, algo sucedió. Cuando uno abre la boca, el Señor la llena. Ciertamente cada uno tiene algo que decir. Cobremos ánimo y valor. Sé que todos tenemos muchos testimonios, pero a veces los escondemos o los guardamos como misterios para la eternidad. Parece que quisiéramos guardar estos misterios para contarlos en la Nueva Jerusalén. Para entonces, será demasiado tarde. Todos los testimonios que se dan en esta era son agradables. Si esperamos hasta la Nueva Jerusalén, será demasiado tarde. Les aliento todos a alabar, a orar y a testificar en las reuniones.

PRECURSORES QUE ABREN EL CAMINO

Repito que la iglesia es simplemente una vida de reuniones. ¿Cómo nos reunimos? Traemos a Cristo con nosotros y lo presentamos alabando, orando y dando testimonios, lo cual hacemos por fe. Eso lo podemos hacer. Todos debemos ser precursores que abren el camino de la vida de reunión. Hasta la fecha, a finales del siglo veinte, el Señor no ha obtenido todavía lo que desea. El anhela que Su pueblo se reúna como iglesia para traerlo a El a todas las reuniones y presentarlo a Dios y a los hombres a fin de satisfacer a Dios y a los hombres, e incluso al propio creyente. El Señor quiere que este pueblo se reúna diariamente como testimonio vivo a todo el universo. Debemos ser los precursores o pioneros que abran el camino. Dejemos a un lado los servicios religiosos del cristianismo. Espero que nos quede una profunda impresión del hecho de que somos el pueblo de Dios que se reúne para presentar a Cristo ante Dios y ante los hombres a fin de que la reunión esté llena de vida, de riquezas y que nos lleve a las alturas.


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