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Pastorear a la iglesia y perfeccionar a los jóvenespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-8420-9
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UNA OBRA VIVIENTE QUE SE LLEVE
A CABO EN EL ESPÍRITU

Tenemos que llevar a cabo una obra viviente, y tenemos que vivir en el espíritu y en vida. Esto no debería ser meramente un refrán entre nosotros; debería ser la manera en que obramos. Tenemos que vivir en el espíritu y experimentar la vida que está en nuestro interior. No importa cuán ocupados estemos, tenemos que acordarnos de vivir en el espíritu. Nuestras actividades no garantizan que nuestra obra resultará en vida. A fin de que nuestro servicio resulte en vida, debe llevarse a cabo en el espíritu y en vida. No importa cuán ocupados estemos, no debemos estar desconectados del espíritu de vida en nuestro interior. Tenemos que mantener el sentir interior de la vida. Desde que comencé a servir al Señor, no he tenido mucho tiempo desocupado en la obra; más bien, cuanto más obro, más trabajo hay. Especialmente desde que la obra en los Estados Unidos se abrió, la necesidad en la obra ha seguido aumentando. Hasta treinta santos que sirvan quizás no sean suficientes para cubrir todas las necesidades. Cuanto más obremos en el espíritu, más seremos bendecidos por el Señor y más trabajo tendremos.

Por la misericordia del Señor, ninguno de mis mensajes, en especial los dados en los Estados Unidos, son viejos; más bien, cada mensaje es nuevo. Hay un hermano entre nosotros que ha escuchado mensajes desde que comenzamos en China. Cuando fui a los Estados Unidos, él pensó que yo presentaría los mensajes que dimos en China. Por tanto, a fin de coordinar conmigo, él preparó muchos libros acerca de edificar en la fe a los creyentes nuevos y las prácticas básicas de un cristiano. Sin embargo, los mensajes que liberé en los Estados Unidos eran enteramente nuevos, pero no carecían de fundamento. Los mensajes que di el año pasado fueron acerca de los siete Espíritus. Esos mensajes fueron nuevos.

En el verano de 1969, varias iglesias locales pequeñas cerca de Cleveland se congregaron y celebraron una conferencia. Un día, al ponerme de pie para hablar durante esa conferencia, vino a mí la inspiración acerca de los siete Espíritus, así que di mensajes acerca de los siete Espíritus. Los santos que asistieron a esa conferencia, la mayoría de ellos estadounidenses, sintieron que esos mensajes acerca de los siete Espíritus eran sin precedentes, frescos y vivientes. De ahí en adelante, he liberado más mensajes acerca de los siete Espíritus.

LA OBRA ESPIRITUAL
NO ES UN MÉTODO EXTERNO

La obra espiritual no es un asunto de métodos. La comunión en las iglesias ha consistido en animar a los santos a que lean libros espirituales. Sin embargo, el énfasis en la mayoría de las comuniones ha sido acerca de cómo promover y cómo organizar grupos de estudio. Estos métodos no son útiles, porque los santos no sienten la necesidad de leer libros espirituales.

Cuando fui salvo, no había iglesia en mi localidad, y no había nadie que me ayudara. No sabía cuáles libros espirituales eran mejores y no sabía dónde los podía comprar. Sin embargo, el Espíritu Santo operó en mi interior y me hizo buscar libros espirituales por todas partes. Cuando encontraba un libro espiritual, lo leía de inmediato, aun si tenía que permanecer despierto toda la noche. Devoraba y digería cada libro. En aquel tiempo nadie me animaba, pero tenía un deseo intenso por los libros espirituales. Por tanto, guiar a los santos a que lean libros espirituales no es un asunto de métodos externos. Tenemos que producir una necesidad, un deseo en el espíritu de los santos por los libros espirituales.

Ninguno de nuestros libros es difícil de leer o entender. Por tanto, incluso un estudiante de escuela intermedia que acaba de ser salvo los puede leer y entender. Además, el estilo de nuestras publicaciones lo decidió el hermano Nee. Nuestro estilo de escritura no solamente es fácil de entender, sino también claro en cuanto a su significado; es capaz de conmover a la gente. Si cambiamos la manera en que escribimos nuestras publicaciones, perderemos el poder conmovedor. El estilo que utilizamos hace que las personas sientan que lo que leen les brinda el suministro. Esto podría compararse a una persona que come alimentos. Aunque ella no se concentra en el plato, el alimento se le presenta en un plato. El Señor nos dio este estilo, lo hemos utilizado por décadas y su influencia no es superficial. Además, los asuntos espirituales no deberían clasificarse como profundos o superficiales. Podríamos considerar como superficiales las verdades que un creyente nuevo puede comprender, pero el apóstol Pablo entendería estas verdades de una manera profunda y significativa. Por tanto, no importa si un libro es “superficial” o “profundo”. Esto se aplica a la Biblia. Es difícil decir que un libro de la Biblia es profundo y que otro es superficial.

La preciosidad de El Espíritu de Cristo por Andrew Murray yace en que es muy práctico, no es meramente doctrinal. Este libro trata acerca del Señor Cristo como Espíritu y de nuestro espíritu. El hermano Nee admiraba este libro. Hace más de treinta años me dijo que si alguien pudiese traducir este libro al chino, estaría dispuesto a cubrir el costo de la impresión. En 1950 cuando nos reunimos en Hong Kong, él dijo esto nuevamente. Por esta razón, cuando comenzamos a publicar la revista The Ministry of the Word en 1951, tradujimos este libro. Algunos creyentes criticaron nuestra traducción y dijeron que era difícil de leer, aunque la traducción concordaba con el texto original. Cualquier intento por cambiar la traducción implicaría cambiar el significado del contenido. El vocabulario y las frases utilizadas por el autor se pueden entender, pues no son ni muy difíciles ni muy profundas. La estructura de las oraciones y las expresiones son bastante profundas y misteriosas porque el contenido del libro tiene que ver con las cosas del Espíritu, que son finas y detalladas. Por tanto, el autor no pudo depender de solamente palabras sencillas para transmitirlas.

Nosotros seremos los que sufriremos pérdida si pensamos que este libro es demasiado difícil de leer y, por tanto, no lo leemos. Necesitamos leer este libro al menos tres veces. Las frases más largas incluso pueden leerse cinco veces. Tenemos que hacer un esfuerzo por leer este libro. Si este libro es profundo o no depende de nuestra hambre espiritual. Nada es demasiado profundo para aquellos que van en pos de la vida genuinamente. No debemos utilizar métodos para promover la lectura de nuestras publicaciones. Tenemos que efectuar una obra viviente.

Igualmente, la obra con los jóvenes no tiene que ver con un método, sino con una obra viviente. Quienes desean llevar a cabo una obra en una escuela primero tienen que vivificar a un santo que sea un maestro o un estudiante en la escuela. Los maestros pueden ayudar en la obra con los jóvenes, pero no son el componente básico de la obra. La obra con los jóvenes tiene que ser efectuada por los jóvenes. Ellos tienen que predicar el evangelio en sus escuelas. Los hermanos y hermanas jóvenes en la escuela son el componente básico de la obra en su escuela. Los colaboradores deben obrar hasta que los santos jóvenes sean vivificados a fin de que puedan efectuar una obra evangélica en sus escuelas. Los santos jóvenes necesitan ser vivientes y necesitan tener una carga. Los colaboradores deben vivificar a los santos jóvenes, no con métodos sino con el Espíritu. Únicamente el Espíritu puede vivificar a los santos de modo que lleguen a ser fervientes y sientan carga por otras personas. Cuando los santos jóvenes sientan una carga, los colaboradores podrán perfeccionarlos en el evangelio. Si los santos son capaces de aplicar lo que aprenden, estarán abiertos al colaborador y confiarán en él.

Cuando los jóvenes prediquen el evangelio, podrían encontrar dificultades. Si los que sirven les pueden dar un consejo apropiado, los jóvenes confiarán en los servidores. Los que sirven no deben ser descuidados al darles consejos. Las recomendaciones que los colaboradores dan capacitan a los jóvenes para efectuar la obra evangélica. Cuanto más obren los jóvenes, más interesados llegarán a estar, y más carga sentirán. Pronto ellos llevarán la carga de la obra evangélica en su escuela. Esto no es un método, sino una obra de vivificar a una persona de modo que sea viviente y ferviente. La obra que hicimos en el pasado sólo era exitosa si la promovíamos. Si no la promovíamos, la obra se detenía. Tal obra se basaba en un método. Una obra que se basa en la vida es distinta. Incluso si no es promovida, ella continúa, pues la vida es viviente y se multiplica. Tenemos que aprender a llevar a cabo una obra viviente. Todas las iglesias deberían aprender esta clase de obra.


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