Revelación del Dios Triuno y Su mover, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-734-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En la primera sección de la creación, Dios creó al hombre a Su imagen y conforme a Su semejanza sólo exteriormente, sin la vida de Dios interiormente.
La segunda sección de la creación empieza cuando le hace al hombre un espíritu y pone al hombre delante del árbol de la vida (Gn. 2:7-9). La segunda sección es un cuadro de la nueva creación, que empieza con el espíritu del hombre y con el árbol de la vida, lo cual significa que Dios debe ser recibido por el hombre por medio de su espíritu, a fin de que tenga la vida divina de Dios. Al final de la primera sección de la obra creadora de Dios, hubo un reposo, un sábado. Luego la segunda sección de la creación, la cual llega a ser la nueva creación, empieza con dos entidades, que son: el espíritu del hombre y Dios como vida que el hombre debe recibir por medio de su espíritu.
El hecho de que Dios le hizo al hombre un espíritu y lo puso delante del árbol de la vida indica que Dios quería que el hombre lo recibiera a El como el árbol de la vida a fin de ser la vida y el todo para el hombre.
Del lugar donde estaba el árbol de la vida fluía un río que producía oro, bedelio y ónice (Gn. 2:10-12). Esto indica que el fluir de la vida de Dios en los creyentes los transforma en tres clases de materiales preciosos para la edificación del Cuerpo de Cristo como la meta eterna de Dios (1 Co. 3:12; Ap. 21:18-21).
Se mencionan tres clases de materiales en sólo tres pasajes de la Biblia: Génesis 2, 1 Corintios 3 y Apocalipsis 21. Génesis 2 habla del oro, el bedelio (la perla) y el ónice, una piedra preciosa. En 1 Corintios 3 dice que debemos tener cuidado en cuanto a la manera en que construimos el edificio de Dios. Lo debemos edificar con oro, plata y piedras preciosas (v. 12). Al final de la Biblia, el edificio de Dios tiene su consumación en la Nueva Jerusalén y es edificado con oro, perla y piedras preciosas.
Esta es una gran visión que nos muestra que después de que el hombre recibe la vida de Dios, ésta entra y sale del hombre fluyendo como un río de agua viva para producir el material transformado. El hombre fue regenerado en su espíritu al recibir a Dios como vida, pero su alma permanece en la vieja creación. Esta alma tiene que ser transformada en material precioso. El oro representa la naturaleza divina de Dios, la perla representa la muerte redentora que libera la vida y la resurrección que imparte vida, y las piedras preciosas representan la obra del Espíritu transformador.
El Nuevo Testamento recalca la transformación. Primero, el Nuevo Testamento nos muestra la regeneración del espíritu del hombre en la cual éste recibe a Dios como vida. Después, el Nuevo Testamento recalca que necesitamos ser transformados en la mente (Ro. 12:2). Esto indica que la transformación ocurre en el alma para hacernos un nuevo hombre. Nuestra alma era un viejo hombre de la vieja creación, pero después de que nuestro espíritu es regenerado, nuestra alma es transformada de la vieja creación a la nueva para ser un nuevo hombre.
Ningún ser viviente era apto para ser el complemento de Adán (Gn. 2:20), lo cual indica que ninguna vida natural puede corresponder a Cristo como Su complemento. El hombre de la vieja creación no tiene nada que ver con Cristo, y especialmente no puede ser Su complemento, Su esposa.
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