Estudio-vida de 1 y 2 Reyespor Witness Lee
ISBN: 0-7363-1278-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 0-7363-1278-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Los creyentes somos las personas más importantes del universo, ya que Dios mora en nosotros y se está forjando en nuestro ser para hacernos Dios en vida y naturaleza, mas no como objeto de adoración. Romanos 5:17 revela que reinamos en la vida que hemos recibimos. Si queremos ser vencedores, debemos reinar en vida, de lo contrario, perderemos el disfrute de Cristo y seremos disciplinados por el Señor en la era venidera. Todos hemos de madurar tarde o temprano; si maduramos ahora, reinaremos en vida en esta era y seremos los correyes de Cristo en la era venidera, en la cual gobernaremos sobre las naciones. Debemos tener presente esto mientras consideramos lo que se revela en 1 Reyes 9—11 con respecto al reinado de Salomón.
En 1 Reyes 9—10 vemos la cumbre de la gloria que alcanzó Salomón entre las naciones.
Jehová aceptó la oración de Salomón y le prometió establecer su trono para siempre (9:1-9). Por tanto, vemos que fue Dios quien hizo prosperar a Salomón.
La alianza de Salomón con Hiram se estableció sobre sus presentes mutuos (vs. 10-14). Esto fue un gran fortalecimiento y ayuda para Salomón por el lado humano, además del respaldo que recibió por el lado divino.
Salomón edificó más ciudades reclutando a los cananeos, a quienes sometió a trabajos forzados, e hizo de los hijos de Israel hombres de guerra, criados, príncipes, capitanes, y comandantes de sus carros y gente de a caballo (vs. 15-24).
Tres veces al año, Salomón ofrecía holocaustos y sacrificios de paz sobre el altar que le había edificado a Jehová, y quemaba incienso con las ofrendas sobre el altar de oro, el cual estaba delante de Jehová; así concluye la edificación del templo (v. 25).
En el templo habían dos altares: el altar de bronce, que estaba en el patio exterior, y el altar de oro, el cual se hallaba dentro del templo. El altar de bronce servía para sacrificar ofrendas, mientras que el altar de oro se usaba para quemar incienso. El olor grato del incienso quemado en el altar de oro o altar del incienso, representa al Cristo por medio del cual somos aceptos ante Dios. El incienso se quemaba con base en las ofrendas sacrificadas sobre el altar de bronce. En el altar de bronce Cristo efectuó la redención, mientras que en el altar del incienso, Dios nos acepta basado en lo que Cristo realizó en el altar de bronce.
Salomón también construyó una flota de naves, con la ayuda de Hiram; su objetivo era traer el mejor oro, el de Ofir (vs. 26-28).
La reina de Saba vino con el fin de honrar a Salomón y escuchar sus palabras de sabiduría (10:1-10, 13).
La flota de Hiram trajo oro de Ofir y mucha madera de sándalo y piedras preciosas para que Salomón adornara el templo de Dios y su propio palacio, y para que se hiciera instrumentos de música (vs. 11-12).
Salomón se enriqueció con el tributo que aportaron los principales de la tierra y con las tarifas impuestas a los mercaderes y comerciantes. Con ello hizo, como decoración, escudos de oro, grandes y pequeños, y un gran trono de marfil cubierto de oro purísimo para exhibir su esplendor y exaltación, y los puso en la casa del bosque del Líbano (un palacio lujoso). También hizo que la plata fuera tan abundante como las piedras; sobrepasando de este modo a todos los reyes de la tierra, no sólo en sabiduría sino también en riquezas (vs. 14-25, 27).
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.