Información del libro

Estudio-vida de Marcospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1437-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 9 de 9 Sección 4 de 4

Se necesita tanto la predicación
como la enseñanza

En el mismo principio, cuando enseñamos la verdad, también debemos predicar. No debemos enseñar conforme a la letra muerta, o sea, presentar meras doctrinas. Nuestra enseñanza debe llevarse a cabo de manera viviente. Por ejemplo, si estudiamos el nacimiento virginal de Cristo sólo doctrinalmente, este estudio impartirá muerte; primero a nosotros mismos y después a los demás. Nuestra enseñanza debe incluir una predicación viviente. Cada vez que enseñemos a otros un versículo de la Biblia, debemos también predicarles. Al mismo tiempo que enseñamos la Palabra santa, también debemos proclamar el evangelio. Esto mismo hacía el Señor en el Evangelio de Marcos. Siempre que predicaba, enseñaba, y cada vez que enseñaba, predicaba. Combinar la enseñanza y la predicación es maravilloso.

Los seres humanos caídos necesitan oír la predicación del evangelio y la enseñanza del mismo. ¡Qué terrible es la ignorancia que existe entre las personas caídas acerca de Dios y Sus intereses! A pesar de que nuestra sociedad da énfasis a la importancia de la educación, las personas permanecen ignorantes en cuanto a la verdad divina; no conocen a Dios, no saben el significado de la vida humana ni saben de dónde vienen ni a dónde van. En su ignorancia, se entregan a las lujurias de la carne y a los placeres mundanos. Por esta razón, las personas necesitan la enseñanza apropiada de la Palabra de Dios, la enseñanza que las iluminará.

El Señor Jesús, como Esclavo que servía a Dios, predicaba el evangelio y enseñaba la verdad a las personas que yacían en la ignorancia y en tinieblas. La iglesia, como continuación del Señor, como Su aumento, debe hacer lo mismo hoy. Debe predicar el evangelio y enseñar la verdad a las personas caídas que yacen en tinieblas. Espero que todos los santos que están en el recobro de Señor lleguen a ser buenos predicadores del evangelio y buenos maestros de la Biblia.

Si todos nos convertimos en buenos predicadores y maestros, el Señor podrá apresurar Su regreso. La situación actual no permite que el Señor regrese; pues no hay nada preparado para Su venida. Por consiguiente, necesitamos ser fieles en seguir los pasos del Señor en lo que se refiere a la predicación del evangelio y a la enseñanza de la verdad. El fue un buen predicador y un buen maestro, y nosotros debemos aprender de El y ser también buenos predicadores y maestros. Con relación a esto, tengo la esperanza de que especialmente los jóvenes serán fieles al Señor en Su recobro. Jóvenes, les espera mucho por delante. Les insto a ser fieles en el recobro del Señor con respecto a predicar el evangelio y a enseñar la verdad.

EL EVANGELIO Y EL REINO

Según 1:14, el Señor predicó el evangelio de Dios. Algunos manuscritos insertan “del reino”, y por consiguiente hablan del evangelio del reino de Dios. El evangelio de Jesucristo (v. 1) es el evangelio de Dios (Ro. 1:1) y el evangelio del reino de Dios (véase Mt. 4:23). En 1:15 el Señor Jesús dijo: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”. El reino de Dios es el gobierno, el reinado de Dios con todas las bendiciones y un disfrute completo. Es la meta del evangelio de Dios y de Jesucristo (véase las notas 32 y 263 del capítulo 4). Para entrar en el reino, las personas deben arrepentirse de sus pecados y creer en el evangelio para que sus pecados les sean perdonados y Dios les regenere, impartiéndoles la vida divina, la cual corresponde a la naturaleza divina de este reino (Jn. 3:3, 5). Todos los que creen en Cristo pueden participar del reino en la era de la iglesia para disfrutar a Dios en la justicia, la paz y el gozo que tenemos en el Espíritu Santo (Ro. 14:17). Este reino llegará a ser el reino de Cristo y de Dios, y los creyentes que venzan lo heredarán y lo disfrutarán en la era del reino venidero (1 Co. 6:9-10; Gá. 5:21; Ef. 5:5) para reinar con Cristo por mil años (Ap. 20:4, 6). Luego, como el reino eterno, será la bendición eterna de la vida eterna de Dios que todos Sus redimidos podrán disfrutar en el cielo nuevo y en la tierra nueva por la eternidad (Ap. 21:1-4; 22:1-5, 14, 17). El reino de Dios se había acercado, y en tal reino el evangelio del Salvador-Esclavo introduciría a los creyentes. Con miras a este reino, el Salvador-Esclavo decía a las personas que se arrepintieran y creyeran en el evangelio. (Véase las notas 33 de Juan 3, 281 de Hebreos 12, y 33 de Mateo 5).

ARREPENTIOS, Y CREED EN EL EVANGELIO

Según se emplea en Marcos 1:15, la palabra arrepentíos significa “cambiar de modo de pensar”, es decir, cambiar de modo de pensar. Arrepentirse es tener tal cambio, sintiendo pesar por el pasado y tomando un nuevo camino para el futuro. Por un lado, el arrepentimiento ante Dios no sólo consiste en arrepentirnos de nuestros pecados y errores, sino también arrepentirnos del mundo y su corrupción, que usurpan y corrompen al hombre que Dios creó para Sí mismo; también es arrepentirnos de habernos olvidado de Dios. Por otro lado, arrepentirnos es volvernos a Dios completamente y en todo aspecto para que se cumpla el propósito que El tenía al crear al hombre. Es un “arrepentimiento para con Dios”, y significa arrepentirse y convertirse a Dios (Hch. 20:21; 26:20).

El Señor en Su predicación decía a la gente que se arrepintiera y creyera en el evangelio. El arrepentimiento se produce principalmente en la mente, mientras que la acción de creer sucede principalmente en el corazón (Ro. 10:9). Creer es unirse al objeto en el que se cree y recibirlo. Creer en el evangelio es creer principalmente en el Salvador-Esclavo (Hch. 16:31), y creer en El equivale a entrar en El por la fe (Jn. 3:15-16) y recibirle (Jn. 1:12) para entrar en una unión orgánica con El. Tal fe (Gá. 3:22) en Cristo nos la da Dios (Ef. 2:8) por la palabra de la verdad del evangelio que escuchamos (Ro. 10:17; Ef. 1:13). Esta fe nos introduce en todas las bendiciones del evangelio (Gá. 3:14). Por lo tanto, es preciosa para nosotros (2 P. 1:1). El arrepentimiento debe preceder a esta fe preciosa.

Creer es recibir al Salvador-Esclavo, no sólo para obtener el perdón de los pecados (Hch. 10:43), sino también para ser regenerados (1 P. 1:21, 23) a fin de que los que así creen llegan a ser hijos de Dios (Jn. 1:12-13) y miembros de Cristo (Ef. 5:30) en una unión orgánica con el Dios Triuno (Mt. 28:19).

EL EVANGELIO DE JESUCRISTO, EL EVANGELIO
DE DIOS Y EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS

En Marcos 1:15, el Señor específicamente predicó que debemos creer en el evangelio. Este es el evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios (v. 1), el evangelio de Dios, y el evangelio del reino de Dios. Jesucristo, el Hijo de Dios, con los procesos por los cuales pasó (tales como la encarnación, la crucifixión, la resurrección y la ascensión) y con Su obra redentora completa, es el contenido del evangelio (Ro. 1:2-4; Lc. 2:10-11; 1 Co. 15:1-4; 2 Ti. 2:8). Por consiguiente, el evangelio gira en torno a El. El evangelio fue planeado, prometido y llevado a cabo por Dios (Ef. 1:8-9; Hch. 2:23; Ro. 1:2; 2 Co. 5:21; Hch. 3:15), y es el poder de Dios para salvación a todos los creyentes (Ro. 1:16) a fin de que sean reconciliados con Dios (2 Co. 5:19) y regenerados por El (1 P. 1:3) para ser Sus hijos (Jn. 1:12-13; Ro. 8:16) y disfrutar todas Sus riquezas y bendiciones como herencia (Ef. 1:14). Por lo tanto, es el evangelio de Dios, el cual introduce a los creyentes en la esfera del gobierno divino para que participen de las bendiciones de la vida divina en el reino divino (1 Ts. 2:12). Por consiguiente, también es el evangelio del reino de Dios. Por eso, su contenido es el mismo que el del Nuevo Testamento con todos sus legados. Cuando creemos en este evangelio, heredamos al Dios Triuno como nuestra porción eterna, que incluye la redención, la salvación y la vida divina con todas sus riquezas.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top